-Me estoy haciendo viejo -dice don Abundio-, pero no estoy envejeciendo.
Y añade:
-Unos quieren morir lo más viejos posible. Yo quiero irme lo más joven que pueda.
Se acerca don Abundio a los 90 años. Es claro que ya no puede hacer muchas cosas que hacía antes. “Pero hago otras que antes no podía hacer -declara-. Pensar, por ejemplo... Recordar... O simplemente sentarme a no hacer nada cuando me dé la gana”.
Tan pronto empezó el año don Abundio me propuso plantar otra huerta. La quiere de ciruelos Santa Rosa. “Me gusta el árbol -razonó-. Y más me gusta el nombre”. Es que Rosa se llama su mujer. Y me dijo:
-Para no hacernos viejos, licenciado, debemos hacer algo nuevo.
¡Hasta mañana!..