Puse en mi estudio una copia de “Las Meninas” de Velázquez. Y es que el estudio es chico, y quise poner en él algo que lo hiciera ver más grande.
En “Las Meninas”, dijo un crítico, Velázquez pintó el aire. En ese cuadro se resume todo el oficio de pintar: la teoría y la técnica; la ciencia y el arte; la forma y el fondo... No es una pintura “Las Meninas”: es la Pintura.
En la Galería Nacional de Escocia, en Edinburgh, encontré otra obra de Velázquez. Su nombre no es poético: “Mujer friendo huevos”, pero el cuadro es pura poesía. El artista pintó el momento en que una mujer se dispone a hacer la comida. Si alguien piensa que eso no es poético es porque no sabe de mujeres, ni de comida, ni de poesía. Sobre la mesa hay un plato, y sobre el plato un cuchillo. Entre el cuchillo y el fondo del plato queda un espacio de aire. Es el mismo aire que en “Las Meninas” nos pintó Velázquez.
Este pequeño cuadro doméstico, aun sin la grandeza de la pintura real que está en el Prado, me enseña una lección: hacer bien las cosas pequeñas tiene el mismo valor que hacer bien las grandes cosas.
¡Hasta mañana!..