A fuerza de repetirse, y por manidas, las frases hechas son las más deshechas.
Suele decirse, por ejemplo:
-Miedoso como una gallina.
Se dice también:
-Tímido como una gacela.
Se establece otra comparación:
-Medroso como una liebre.
Pues bien: yo sé de algo que es más miedoso que una gallina, más tímido que una gacela, más medroso que una liebre.
Es el dinero.
A la primera señal de alarma el dinero se detiene primero, y huye después.
Miedoso, tímido, medroso es el dinero.
Y en estos días, y en México, está muy asustado.
¡Hasta mañana!..