Llegaron los dos sin anunciarse, y ellos mismos se presentaron.
-Yo soy Común -dijo el primero.
-Y yo Corriente -completó el segundo.
-Me da gusto conocer a Común y Corriente -dije yo-. ¿En qué puedo servirles?
Respondió Común:
-Informe a sus lectores que no hay nadie que sea común y corriente. Cada hombre y cada mujer son un ser único e irrepetible. Todos llevan en sí una cualidad que los hace distintos a los otros. La verdad es que no hay nada en el mundo que sea corriente, o común: todo es maravilloso y sorprendente. Si alguno dice que alguien es común y corriente, estará demostrando que él es alguien común y corriente.
Cumplo la encomienda en esta forma, Común y Corriente.
¡Hasta mañana!..