Hay cosas que son hereditarias.
La alegría de vivir.
El entusiasmo.
La curiosidad por conocerlo todo.
El asombro ante el mundo y sus criaturas.
La sabiduría para gozar los pequeños regalos de la vida y los milagros que trae consigo cada día.
El ver la tierra, el mar y el cielo con nuevos ojos, como si todo lo viéramos por primera vez...
Todas esas cosas, en efecto, son hereditarias.
Los abuelos las heredamos de nuestros nietos.
¡Hasta mañana!..