En alguna parte del mundo -no se sabe cuál- hay un pájaro cuyo canto es muy hermoso. Nadie lo ha oído nunca, y nadie ha visto esa ave, pero cuando el pájaro canta el mundo se detiene para oír su canción.
¿No has sentido a veces, sobre todo en sueños, que estás flotando en el vacío? No es una falsa sensación: lo que pasa es que en esos momentos el ave está cantando, y el mundo ha detenido su carrera para escuchar el canto.
Hay muchos prodigios como ése en el cielo, en la tierra y en el mar, que los hombres desconocemos. También se habla de una flor que abre sus pétalos cada millón de años, y cuyo aroma es tan intenso que hasta la última estrella lo percibe. Esos prodigios no se nos revelan. Su autor ha visto que no nos conmovemos ante maravillas tan grandes como el agua, los niños, la hierba o el sol, y entonces piensa que no tiene caso mostrarnos otros milagros. No somos dignos de ellos. No somos dignos del ave y de la flor.
¡Hasta mañana!..