En aquellos discípulos dijo Hu-Ssong a su tiempo:
-No vuelvan los ojos al pasado. Ya no existe. Si acaso miran al ayer, que sea para recordar lo bueno, y no para lamentar las cosas malas, o aquello que no pudo ser.
Siguió diciendo Hu:
-Tampoco se preocupen por el futuro. Aún no llega. Si acaso miran al futuro, que sea con esperanza siempre, y sin abrir las puertas al temor.
Le preguntó un alumno:
-Maestro: entonces ¿qué debemos hacer?
Le respondió el filósofo:
-Ríndanse a Su Majestad el momento. Sólo es nuestro el instante que ahora estamos viviendo. Vívanlo con plenitud, y hagan que sea un buen recuerdo para el pasado y una fuente de esperanza para el porvenir.
En ese instante los discípulos supieron lo que vale el instante: vale lo mismo que la eternidad.
¡Hasta mañana!..