María Ángela se llama esta pequeña nieta mía. Cien días tiene apenas en el mundo, o poco más, pero en sus ojos caben ya todos los universos.
Viaja en mis brazos María Ángela por el jardín. Mira la flor y mira el agua; mira la sombra del árbol y mira los dibujos que hace el sol; mira la mariposa que pasa y mira la nube pasar, gran mariposa blanca.
Para una niña -o para un niño- no hay siete maravillas en el mundo. Hay setenta...
Hay setecientas...
Hay siete mil...
Hay setenta mil...
Hay setecientas mil...
Hay siete millones de maravillas.
En ti las miro todas María Ángela, porque todas caben en tus ojos de luz. Déjame verme en ellos, pequeñita. Soy tu abuelo, y serlo es otra maravilla, la mejor.
¡Hasta mañana!..