No entiendo por qué hay odios en el mundo, si en el mundo hay música.
Yo quisiera instalar un altavoz gigante cuyo sonido llegara a toda la redondez del orbe. Pondría entonces una partita de Bach, una sinfonía de Mozart o una sonata de Schubert, y a sus notas se acabarían todas las discordias. Los hombres en guerra arrojarían sus armas; el asesino que se disponía a matar abrazaría a su víctima; y hasta el gato que perseguía al ratón lo ayudaría a llegar a su agujero.
La buena música es el amor que se oye.
Yo, que voy por la vida sonámbulo de amor, quisiera ponerle música a mi andar, y acompasarlo con la armonía del universo. Seguramente el sol canta cuando nos da esa música dorada que es su luz. La luna ha de cantar también una nocturna serenata. Con la luna y el sol cantemos todos, y sea la nuestra una canción de amor, porque si no es de amor entonces no es canción.
¡Hasta mañana!..