No presumas, tito. Presumir es de mala educación.
Así me dijo ayer mi nieto José Pablo, que tiene 8 años y la inteligencia que tenía Einstein a la edad en que enunció su famosa teoría de la relatividad.
Sucede que José Pablo terminó el primer año de primaria, y sacó 100 limpio de promedio en su calificación final. Yo le pedí a su papá -mi hijo Alejandro- una copia de las calificaciones, para presumirlas ante mis amigos. Fue entonces cuando José Pablo me dijo con severidad:
- No presumas, tito. Presumir es de mala educación.
Perdóname, hijito. Para un abuelo presumir los méritos, cualidades, virtudes, habilidades, atributos, logros, victorias, triunfos, proezas y portentosas hazañas de sus nietos no es una falta de educación: es una obligación profesional. ¿Estamos?
Te encargo esas calificaciones, Ale.
¡Hasta mañana!..