¿De quién es este gato? -pregunté en el Potrero.
-Licenciado -me dice don Abundio-. Los perros tienen dueño; los gatos no.
He preguntado eso porque en la bodega chica una pareja de golondrinas hizo nido, y tuvo su nidada. El gato ronda la bodega, amenazante, y no hay manera de hacerlo que se vaya. He tratado de sobornarlo con leche, con comida... Nada. El letal cazador fija sus ojos en las avecillas, y se relame por adelantado las fauces de tigre minimalista.
Don Abundio me sugiere:
-Deje usted que la vida siga su curso.
Pero eso es dejar que la muerte siga su curso. Y son tan hermosas las golondrinas, y tan frágiles...
¿De quién es este gato?
¡Hasta mañana!..