Sonreí al ver la imagen que un habilísimo fotógrafo de la agencia Reuters captó en la reunión del Grupo de los 8. Los dignatarios asistentes a esa junta se disponen a acomodarse para el retrato oficial. En ese momento atraviesa por ahí una preciosa chica brasileña de esculturales formas. Barack Obama y Nicolás Sarkozy vuelven la cabeza, y fijan una apreciativa mirada masculina en el redondeado trasero de la joven.
Todo hombre que tenga el alma en su almario se rinde sin condiciones a eso que se llama "el eterno femenino", el misterioso encanto de la mujer.
Bajo el triunfal arco del triunfo de cualquier mujer pueden pasar todas las teologías, todas las ciencias y todas las filosofías. Ahí comienza el mundo, y ahí acaba. Ahí la vida vive. Por eso los ojos varoniles se vuelven sin querer hacia ese centro. En él reside nuestra plenitud.
¡Hasta mañana!..