Llegaron las tres sin avisar. Me dijo la primera:
-Tengo 15 años.
Me dijo la segunda:
-Yo 21.
La tercera me dijo:
Su servidora no cumple aún los 32.
Yo estaba en Babia. No entendía de qué me estaban hablando. ¿Quiénes eran ellas, y por qué me revelaban su edad? Advirtieron mi confusión, seguramente, pues la mayor explicó:
-Nos llaman "viejas rencillas". Muchos pleitos y muertes se atribuyen a viejas rencillas, y sin embargo no somos viejas. ¿Acaso es vieja una mujer de 15 años, o de 21 ó 32?
-Claro que no -respondí yo, que procuro ser siempre un caballero. No le dije que ciertamente una mujer no es vieja a esas edades, pero que rencillas de 15 años, o de 21 ó 32, son todas, sí, viejas rencillas. Lo pensé, mas no lo dije. Eso podía causar una rencilla. Y no me gustan las rencillas, sean viejas o sean nuevas.
¡Hasta mañana!..