Variación Opus 33 sobre el tema de don Juan.
Cuando llegó don Juan al Cielo se encontró con que San Pedro no quería dejarlo entrar.
-Tienes muchos pecados -le dijo el portero celestial.
-Un solo pecado tuve -se defendió don Juan-, y fue de amor.
El Señor, que sabe de amor más que ninguno, aceptó aquel argumento, e hizo que el apóstol de las llaves admitiera a don Juan en la mansión de la eterna bienaventuranza.
Entró el galán, y pasó por la sala donde estaban las Once Mil Vírgenes. Lo vieron ellas, y suspiraron tan fuerte que se desprendieron plumas en las alas de los ángeles, y se les desacomodaron en la cabeza las aureolas a los santos. Una de ellas dijo en voz baja:
-¡Ya sabía yo que algo nos faltaba!