El número dos le dijo al uno:
-Soy más que tú.
El tres le dijo al dos:
-Soy más que tú.
El cuatro le dijo al tres:
-Soy más que tú.
Lo mismo le dijo el cinco al cuatro, y el seis al cinco, y el siete al seis, y el ocho al siete, y el nueve al ocho, y al nueve el diez.
Entonces llegó el cero y dijo a todos:
-Yo valgo nada, pero sin mí ustedes nada valen.
De este relato derivo una lección moral: nadie vale más que nadie. Para valer algo, todos necesitamos de todos. Hasta del cero, que no vale nada.
¡Hasta mañana!...