Este amigo mío es muy rico, tan rico que no actúa como rico.
Presume de cínico, y dice que no cree en nada más que en sí mismo. También dice que los sentimientos son un lujo que no se puede dar.
Mi amigo me lleva a ver un templo en su ciudad. A la salida lo reconoce una mujer de condición modesta. Le pregunta: "¿Cómo te ha ido?". "No muy bien -responde él con tristeza-. Ahora estoy desempleado. Mi esposa tuvo que volver a trabajar. Pero ahí vamos".
El chofer de mi amigo nos ha visto, y acerca el lujoso coche para que subamos. Mi amigo hace como que no lo ve. Se despide de la mujer, y echa a caminar. Me dice:
-Fue mi novia de juventud. Yo la adoraba; quería casarme con ella, pero me dejó por otro. No tuvo suerte, y sé que ha batallado. No quise hacerla sentir mal.
Presume de cínico este amigo mío. No lo es.
¡Hasta mañana!..