Don Abundio tiene un televisor con pantalla de 19 pulgadas.
Siempre que hablo con el ladino viejo extremo la cautela. Así, le pregunto cauteloso:
-¿No le parece, don Abundio, que su tele es muy pequeña?
-Ni tanto, licenciado -me responde con toda seriedad-. El otro día vimos la película "Titanic", y el barco cupo bien.
No es esa la primera lección que recibo de don Abundio. En cada una de sus socarronerías hay una enseñanza. La que ahora recibo es la de bastarse con lo suficiente, sin pretender más que lo necesario. Lo demás es superfluidad. O, como dice el mismo viejo don Abundio, cosas que cuestan mucho y que no valen nada.
¡Hasta mañana!..