Hoy tuve, para mí solo, un dibujo de Hokusai.
La mañana de otoño era de invierno. Por la noche bajaron las nubes de Las Ánimas. Habitantes del cielo, quizá querían conocer la tierra.
Cuando el día amaneció, día sin sol, las nubes se alargaban por las quietas labores, y llegaban, calladas, al Potrero.
Me asomé a la ventana para mirar aquel paisaje. En eso un pastor de ovejas fue por el camino. Y he aquí que las ovejas parecían nubes; y he aquí que las nubes parecían ovejas.
Hokusai dibujaba con esfumadas tintas visiones vagarosas. Hoy las nubes y las ovejas pintaron para mí una grisalla que no se irá de mi memoria nunca. Cuando yo vaya por la niebla las nubes irán conmigo, y me recordarán la altura.
¡Hasta mañana!..