Me habría gustado conocer a Jack Benny.
Era comediante, y tocaba el violín. En la comedia era excelente; como violinista era pésimo. Sólo acertaba a sacar del instrumento algunas notas que semejaban el ruido que hace un gato al pasar las uñas por el cristal de una ventana.
Cierto día Jack Benny llegó a la puerta de la Casa Blanca. Traía bajo el brazo su estuche de violín.
-¿Qué lleva ahí, mister Benny? -le preguntó el guardia.
Jack le extendió el estuche. Lo abrió el hombre, y vio en su interior una ametralladora.
-Ah, menos mal -suspiró con alivio el vigilante-. Yo pensé que traía usted su violín.
El cuento lo inventó el mismo Jack Benny. Por eso me habría gustado conocerlo: sabía este señor que el don de la risa sólo lo tiene en plenitud aquel que sabe reír de sí mismo.
¡Hasta mañana!..