VARIACIÓN OPUS 33 SOBRE EL TEMA DE DON JUAN
Anciano y solo, don Juan vivía ya sus días finales.
No estaba triste, sin embargo. Perdía de pronto la mirada, y una vaga sonrisa le aparecía en el rostro.
Y es que recordaba... Recordaba... Y en el recuerdo volvía a vivir de nuevo. Sentía en sus manos otra vez la suavidad de un seno, o la rotunda curva de una cadera de mujer. Daba un sorbo a su copa, y el rojo vino tenía el calor del beso aquél que no olvidaba.
Don Juan lo había perdido todo, pero no había perdido nada. La memoria le conservaba, intacto, el esplendor pasado. Desgranaba en las tardes un rosario, y sus labios parecían rezar. Pero no estaba orando, no: recitaba una y otra vez los nombres de las mujeres que lo amaron, y a quienes amó.
Este hombre no va a morir jamás. Vivió mucho, y no hay muerte que pueda acabar con esa vida. Seguirá viviendo en el corazón de las mujeres a quienes dio su corazón. El amor lo hará inmortal.
¡Hasta mañana!..