En todos los cuadros de Navidad de los pintores antiguos, San José aparece atrás de la escena, en un rincón, de modo que casi no lo vemos.
Los exégetas dicen que de ese modo se quería señalar que el carpintero no era en verdad el padre de Jesús, engendrado en María por el Espíritu Santo. José era sólo el padre putativo -tenido por tal sin serlo- del Niño. Las palabras latinas "Pater putativus" aparecían a veces, abreviadas, al pie de las imágenes de San José. De ahí el Pepe con que llamamos a quienes llevan ese nombre.
La verdad es otra, sin embargo. José aparece en un rincón porque está mohíno y apenado. Sucedió que cuando llegaron a la posada no había lugar para ellos. Y María, como toda esposa:
-¿Lo ves? Te dije que hicieras una reservación.
¡Hasta mañana!..