"Cantando la cigarra pasó el verano entero...".
La oyó cantar una hormiga, y le gustó tanto su canción que dejó de trabajar y se puso a cantar ella también. Las demás hormigas siguieron el ejemplo, y a poco estaban cantando todas. Ninguna hormiga trabajaba ya.
Todo el verano otra hormiga trabajó. Una cigarra la vio trabajar y supo que del trabajo salían frutos buenos. Así, no cantó más. Se puso a trabajar ella también. Las demás cigarras siguieron el ejemplo y a poco estaban trabajando todas. Ninguna cigarra cantó ya.
Pero los fabulistas nunca se dan por vencidos. Su oficio es moralizar, y todo moralista es terco. Lo que hicieron entonces fue bautizar a las cigarras con el nombre de hormigas, y dar a las hormigas el nombre de cigarra.
Por eso dicen ahora: "Cantando la cigarra pasó el verano entero...". Eso no es cierto. La que canta es la hormiga. La cigarra trabaja.
¡Hasta mañana!..