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MIRANDO A FONDO

Destruir es fácil, construir muy difícil

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

AÚN RESONABA la algarabía de los aficionados con motivo del último gol que se metió en el Estadio Corona por cuenta de Vicente Matías Vuoso, y ya las máquinas estaban entrando con la violencia de sus caballos de fuerza, para derrumbar las edificaciones del que fuera casa del Santos Laguna, el Estadio Corona.

CON PRISA Y DILIGENCIA dignas de mejores causas, los operadores de la maquinaria pesada arribaron el lunes muy tempranito a la calzada Ávila Camacho para empezar el derrumbe. Con una prisa no muy comprensible, la empresa propietaria del inmueble resolvió, antes que cualquier otra cosa pudiera suceder, destruir el edificio.

LA PARADOJA ES que vivimos en una ciudad, en que ha olvidado construir, pero sí destruir con mucha facilidad. La triste realidad es que, más nos hemos dedicado a destruir lo que nos heredamos de los pioneros, que a construir. Acabamos con la llamada Casa Morisca que estaba sobre la calzada Colón; derruimos el puente del Periférico por haber sido pésimamente construido, eso después de que los contribuyentes pagamos 200 millones de pesos a unos constructores “piratas” y que a la fecha no han sido castigados por la Ley. Acabamos también con los edificios del llamado Centro Histórico, para convertirlos en horrorosos estacionamientos o en tendajones. Los hoteles que rodean la Plaza y que en una época fueron el orgullo de la ciudad, se han convertido en hoteles de paso.

EL ACTUAL AYUNTAMIENTO se trajo el Mercado Alianza hasta la misma Plaza de la ciudad y después con los mamotretos de fierro que el Alcalde les construyó a los ambulantes, en ese mismo acto destruyó lo poco que quedaba al llamado Centro Histórico de Torreón.

SE HA ARRUINADO de manera inmisericorde el pavimento de las calles, bulevares y avenidas de nuestra ciudad y nadie quiere repararlo. En las colonias los árboles son arrasados y destruidos por los vecinos en actos de verdadera barbarie ecológica. Hemos acabado también con los ejidos para convertirlos en fraccionamientos urbanos de vivienda popular y también de la no muy popular. Saqueamos y hemos acabado con nuestros mantos acuíferos y así hasta el infinito.

PARECERÍA QUE somos más adictos a destruir y depredar que a construir. Por eso es una lástima que ahora que la ciudad contaba con otro inmueble (un estadio) como parte de su equipamiento urbano, cosa de lo que está tan urgida nuestra ciudad, se haya tomado la decisión de derruirlo.

DESTRUIR ES en verdad fácil; pero construir y conservar lo que se tiene, eso sí que es difícil.

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