"Los mejores reformadores
Que el mundo ha visto son los
Que comienzan por
Ellos mismos".
George Bernard Shaw
No deja de ser paradójico que en su discurso para conmemorar por adelantado sus tres primeros años de Gobierno -antes de salir a un nuevo viaje internacional, ahora a Portugal- el domingo 29 de noviembre, el presidente Calderón haya señalado que impulsará reformas política, petrolera y fiscal. Hasta donde yo recuerdo, el Presidente ya había presentado como logros de su Gobierno la reforma política de 2007, las reformas fiscales de 2007 y 2009, y la reforma petrolera en 2008.
La reforma política de 2007, sin embargo, no hizo ninguno de los cambios realmente necesarios, como la reelección de legisladores y de presidentes municipales. Las reformas fiscales de 2007 y 2009 no simplificaron el sistema tributario ni ampliaron la base fiscal ni disminuyeron los impuestos para los cumplidos ni crearon incentivos para la inversión. Simplemente subieron los impuestos a los cumplidos. Qué bueno que hoy el presidente prometa hacer estas reformas, pero no se entiende por qué no las hizo antes o por qué afirmó que ya se habían realizado.
El presidente Calderón también dijo el domingo: "Pasó en los últimos años, y particularmente en este año, algo que temíamos que iba a pasar y ya ocurrió, que es la caída en la producción petrolera". Pero esta caída no era algo que "temíamos" sino que sabíamos que iba a ocurrir. Desde hace años los expertos señalaban que Cantarell estaba a punto de comenzar su declinación. Un Presidente que fue secretario de Energía debía saberlo.
No es culpa del Presidente que no se haya hecho una reforma petrolera de fondo. Presentó en 2008 una propuesta tímida, pero propuesta al fin, que el PRI debilitó. Pero ¿por qué entonces decir que esa reforma fue un triunfo, como lo hizo con la reforma política del 2007 y las dos reformas fiscales?
El presidente Calderón tiene méritos en estos tres primeros años de Gobierno. La reforma de pensiones del ISSSTE ha sido muy importante para prevenir una quiebra de las finanzas públicas. Un logro similar obtuvo con la reforma de pensiones de los trabajadores del IMSS. La Alianza por la Calidad de la Educación, si bien aún requiere de un esfuerzo muy profundo, es un paso en la decisión correcta. La decisión de liquidar Luz y Fuerza del Centro ha sido crucial para asegurar el futuro financiero del país.
Quizá el esfuerzo más valiente ha sido la lucha contra el narcotráfico. El Presidente ha usado al Ejército para ello y ha aumentado los presupuestos de las Fuerzas Armadas, la Policía Federal y la PGR. Pero si bien ha habido muchas detenciones importantes, los cárteles parecen cada vez más fuertes, la violencia se incrementa y, según la Encuesta Nacional de Adicciones, los mexicanos usan más drogas. Este esfuerzo le ha ganado popularidad al Presidente, pero es una guerra en la que el Gobierno está siendo derrotado.
La crisis que iba a ser un catarrito nos ha demostrado nuevamente la fragilidad de la economía mexicana. Si bien el Gobierno nos dijo que estábamos mejor preparados que cualquiera, tuvimos una de las peores caídas del mundo. La razón es que no somos competitivos. Y no somos competitivos porque no hemos hecho las reformas de fondo.
Este domingo el Presidente propuso varias de ellas. Lo triste es que las propuestas lleguen tan tarde en su sexenio y en un momento en que la posición de su partido se ha debilitado. Y lo triste es que sean las mismas reformas que supuestamente ya se habían hecho.
El presidente Calderón condicionó ayer el reconocimiento de México al ganador de las elecciones de Honduras. Es como si Honduras o Venezuela hubieran condicionado el reconocimiento de las elecciones de México de 2006. Quizá debiera ser el presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, en vez del Tribunal Electoral Supremo de Honduras, el que otorgue el reconocimiento legal al nuevo presidente de Honduras.
