Violencia. Un soldado iraquí observa los restos de un minibús que explotó junto a un mercado de Amiriya, cerca de Fallujah el pasado 7 de octubre.
En el peor atentado en Irak desde hace un mes, al menos 21 personas murieron y unas 80 resultaron heridas por tres bombas que estallaron en cadena en la ciudad central de Ramadi.
Fuentes policiales dijeron que el mayor número de víctimas se produjo al estallar dos coches-bomba, con pocos minutos de diferencia, en el estacionamiento de un complejo de Ramadi, que alberga varios edificios, entre ellos el de la gobernación y el de la comisaría de Policía.
Primero hubo allí una explosión y cuando los curiosos y los agentes se acercaron para atender a las víctimas, estalló el otro coche-bomba.
La tercera explosión se produjo en las inmediaciones del hospital central de Ramadi, a unos 100 kilómetros al Oeste de Bagdad.
La tragedia en este último punto pudo ser mayor. La bomba la llevaba un suicida que conducía un vehículo cargado de explosivos, pero en el control de entrada del hospital fue interceptado por los policías que lo custodian, y activó el detonador.
Dos de los muertos de los atentados de en Ramadi se registraron a la entrada del hospital y las restantes víctimas mortales, en las dos explosiones anteriores.
Las autoridades han impuesto el toque de queda en la ciudad hasta nuevo aviso y se ha acordonado las zonas de la explosiones.
Tras estos ataques, la Administración de la provincia publicó un anuncio en el que ofrece una recompensa de 10 millones de dinares (unos 8,600 dólares) para quien ofrezca información sobre los autores de los atentados.
Ramadi es la capital de la provincia occidental de Al Anbar. Esa provincia llegó a ser uno de los feudos de Al Qaeda, hasta que milicias locales apoyadas por el Gobierno, los llamados Consejos de Salvación, comenzaron a ganarle la batalla a los terroristas.
Se desconoce qué grupo detrás de los atentados, aunque las sospechas apuntan a Al Qaeda.
En Ramadi no se conocía un atentado parecido al de ayer desde el perpetrado el 7 de septiembre pasado, cuando 7 personas murieron, entre ellos 3 policías, por un coche-bomba que detonó un sujeto en un control de seguridad.
