El municipio comenzó a aplicar nuevos recortes de personal como una medida para hacer frente a la crisis financiera; se estima que podrían salir unos cien empleados en lo que resta del año.
El alcalde, Carlos Aguilera Andrade reconoció que es la última instancia a la cual se quisiera llegar, pero también consideró que no existe otra opción y es necesario prescindir de los servicios de algunos trabajadores.
Según dijo, la situación es tal que cada quincena se tienen serias dificultades para cubrir la nómina, "estamos en crisis y si no tomamos las medidas necesarias, para noviembre no pudiéramos tener ni para sueldos", aseguró.
Explicó que la situación financiera del municipio es muy delicada y por ello, se han adoptado medidas de ahorro como la reducción de los gastos de combustible, de papelería y telefonía, con lo cual se busca evitar la acumulación de un mayor déficit.
En base a una proyección financiera de aquí a diciembre, se estima que habrá un déficit por el orden de los 23 millones de pesos, a pesar de todas las medidas de austeridad que ya se aplican.
Aguilera Andrade aclaró que ese déficit no es resultado de deudas contraídas en exclusiva por la presente administración, sino que involucra en buena medida parte de los compromisos que fue necesario contraer para reducir la deuda de más de 70 millones de pesos heredada por la anterior administración, por concepto de acuerdos y convenios con proveedores tales como el ISSSTE, CFE y el IMSS.
Esta deuda ha sido reducida casi a la mitad, de modo que si no se hubiera heredado tal carga financiera, el actual déficit simplemente no existiera.