Los emplumados están refundidos en los últimos lugares de la tabla porcentual.
Amenazado por el fantasma del descenso, América se esfuma. Sobre todo en casa. Lo dice su palidez en el Estadio Azteca, donde presume un triunfo en lo que va del año. Es decir, en todo el torneo de Clausura 2009 y contando su debut del domingo ante Morelia, en que cayó 2-1, las Águilas sólo han podido ganar una vez en nueve partidos jugados en Santa Úrsula.
Es por eso que los emplumados están refundidos en los últimos lugares de la tabla porcentual. Porque el Azteca ha dejado de pesar para sus rivales.
Los números hablan por sí mismos. En todo el 2008 (torneos de Clausura y Apertura) América jugó 18 encuentros en su nido y sólo pudo ganar cinco juegos, a cambio de tres empates y 10, sí, 10 descalabros, más del 50% de partidos en que sus fieles aficionados salieron con la bandera enrollada.
Por eso la reacción del domingo de los aficionados, no sólo contra el equipo, abucheado durante gran parte del segundo tiempo, sino también contra Michel Bauer, presidente de la institución, quien desde que llegó a las Águilas no ha podido llevarlo más allá de la media tabla.
De ahí que decenas de seguidores amarillos pugnaran por la salida del directivo, quien por si fuera poco tuvo la idea de resignar el número 10, que supuestamente estaba retirado por cinco años (habían transcurrido dos) para rendir homenaje al ariete Cuauhtémoc Blanco.
Así, con un equipo al que nadie respeta en su terreno, Bauer navega a la deriva.
Y las pulgas se le juntan. Porque la directiva de Monarcas Morelia, que encabeza Álvaro Dávila, espera que además de los tres puntos que ya se llevaron del Estadio Azteca le anexen una suspensión de tres partidos para Aquivaldo Mosquera, bastión de la central azulcrema, por una agresión sobre Mauricio Romero. Así las cosas.