En lo que constituye el quiebre de su último bastión, el líder minero Napoleón Gómez Urrutia estalló una huelga en la firma india Arcelor Mittal, la que asumió los activos de la emblemática Siderúrgica Lázaro Cárdenas "Las Truchas"
La firma había convenido un pacto verbal de no agresión con el sindicato, tras comprarle la empresa al grupo Villarreal, quien tiró los trastos tras una serie de enfrentamientos con la instancia de representación laboral, el último de los cuales culminó con la muerte de dos trabajadores, en un intento inútil de la Policía de recuperar las instalaciones en paro de cuatro meses.
En aquel entonces la bandera era el reconocimiento por parte de la Secretaría del Trabajo del dirigente del sindicato, tras su supuesta destitución por parte de la Comisión de Honor y Justicia, que nunca se logró comprobar fehacientemente.
En el camino, los dueños de la empresa habían mandado derribar una estatua del padre de Gómez Urrutia, Napoleón Gómez Sada, por décadas líder del propio sindicato.
El desacuerdo, ahora, llegó en el marco de la revisión contractual, tras rechazarse la firma de un convenio con la Sección 271 para aceptar el despido de 700 trabajadores, aduciendo la caída dramática en el precio internacional del acero ante un exceso de oferta.
En paralelo, se intentaba desaparecer las secciones sindicales en dos de las filiales de la empresa multinacional: Fertinal y Viga Trefilados.
Del otro lado de la moneda, la firma india ofreció un incremento salarial de siete por ciento, es decir, dos puntos más allá de la media en ejercicios similares, además de un pago único de tres mil 500 pesos para cada uno de los tres mil 500 trabajadores, un día más de prima vacacional y un incremento de cinco pesos para la adquisición de la despensa semanal que otorga el patrón a los trabajadores.
El anzuelo, pues, parecía atractivo, dada la situación de las empresas del ramo y del país en general.
Sin embargo, no hubo acuerdo, por más que las conversaciones se prolongaron por dos meses y una semana.
Más aún, en prenda de buena fe, el sindicato aceptó prolongar siete días el emplazamiento a huelga, en espera de una contraoferta
La compañía cuenta con una plantilla laboral de 3 mil 500 trabajadores sindicalizados, 3 mil más adheridos a empresas contratistas, y mil 500 de confianza, entre técnicos y administrativos.
La sospecha es que la firma llevó al extremo las cosas en afán de debilitar el liderazgo de Gómez Urrutia, tras la rebelión interna del sindicato, por lo que se ubica como obstinación de éste en mantener vivas las huelgas de dos años en la histórica Minera de Cananea y dos plantas más del Grupo Minera México instalados en Fresnillo, Zacatecas, y Taxco, Guerrero, en afán de tener fichas de canje para resolver sus problemas personales.
De prolongarse el paro, pues, podrían aparecer grietas en la Sección 271.
Lo cierto es que pian pianito, Gómez Urrutia ha ido quemando sus naves.
Más allá de su enfrentamiento visceral contra el presidente del Grupo Minera México, Germán Larrea Mota Velasco, a quien culpa de desatar la ofensiva que lo mantiene en un cómodo exilio en Canadá, Napoleón Gómez Urrutia se peleó a muerte con el presidente de Altos Hornos de México, Alonso Ancira, a quien se ubicó por años como su principal aliado.
De hecho, durante meses se mantuvo viva la versión errónea de que éste le había facilitado el avión privado en que huyó del país al de la hoja de arce.
El clímax llegó cuando, en la antesala de una revisión contractual, el sindicato le pidió a la firma siderúrgica una bolsa millonaria, según ello para prorratearla entre los trabajadores para ambientar positivamente un arreglo.
El dinero se envió al Comité Ejecutivo Nacional, quien le cerró la llave a sus agremiados.
En el camino, Altos Hornos de México demandó, entre otros, a Carlos Pavón Campos, ubicado como la mano derecha de Gómez Urrutia, a quien se apresó en Coahuila.
Este episodio dio pie a la ruptura de éste con el hijo de Napoleón Gómez Sada, a quien acusó de haberle abandonado a su suerte al no movilizar con diligencia a los abogados del sindicato para lograr su liberación.
Tras ello, declaró a una emisora de radio fronteriza que Gómez Urrutia había dispuesto de los recursos otorgados por Altos Hornos de México, SA (AHMSA), acusándolo de pasadita de pedirle 100 millones de dólares al Grupo Minera México para levantar las huelgas en Cananea, Fresnillo y Taxco.
Ahora que, en otro plano, Gómez Urrutia se peleó con el grupo Peñoles de Alberto Bailleres, tras estallarle una huelga en la firma Met Mex Peñoles, ubicada en Torreón, Coahuila , que se prolongaría por varias semanas.
La empresa años atrás le había expedido un certificado que avalaba que el líder había trabajado en una de sus minas, lo que doblegó a la Secretaría del Trabajo, encabezada entonces por Carlos Abascal, para otorgarle la toma de nota como heredero del trono de su padre, tras la muerte de éste.
El papel, naturalmente, era falso, dado que en la época en que supuestamente Gómez Urrutia se encayecería las manos con el zapapico, estaba estudiando en la Universidad de Harvard.
Napo, pues, se queda solo, por más que la lucha contra la firma india pareciera justa.
Colocadas como una de las más graves observaciones de la Auditoría Superior de la Federación en la Cuenta Pública de 2007 una serie de transferencias realizadas por la Secretaría de Hacienda por un global de 120 mil millones de pesos de recursos públicos a fideicomisos privados, hete aquí que el asunto no ha sido solventado.
El pretexto de la dependencia encabezada por Agustín Carstens es que el funcionario responsable de contestar el asunto ya no trabaja en la dependencia.
Estamos hablando del titular de la Unidad de Política y Control Presupuestal, Guillermo Bernal Miranda, quien se fue como Oficial Mayor de la Secretaría de Educación Pública.
El nombramiento se dio pocos días después del informe de la instancia de vigilancia del Congreso de la Unión.
Lo inaudito del caso es que cuatro meses después el Ejecutivo Federal no ha enviado al Senado la terna para sustituirlo.
DEL PLATO A LA BOCA Calificado por el presidente de la firma, Gastón Azcárraga Andrade, como "amarrado" el crédito de mil 200 millones de pesos que le facilitaría el Bancomext a Mexicana de Aviación, lo cierto es que del plato a la boca se está cayendo la sopa.
Hete aquí que el banco de desarrollo considera insuficientes las garantías que ofreció la firma, es decir, los cinco aviones que colocó en la mesa la firma, dado que su valor actual apenas llega a siete millones de dólares por unidad.
La exigencia habla de arriesgar activos del Grupo Posadas, es decir, el principal accionista de la compañía aérea.
El estira y afloja será de antología.
