La revelación de Joaquín "El Chapo" Guzmán como uno de los hombres más ricos del mundo ocasionó reacciones por demás virulentas y apasionadas.
Por un lado las autoridades mexicanas, en su habitual estilo, se rasgaron las vestiduras y tacharon a la revista Forbes de irresponsable por incluir a un narcotraficante de la talla de Guzmán Loera en la afamada y antes exclusiva lista de millonarios.
A su vez muchos mexicanos se indignaron porque una publicación de prestigio citó a un delincuente cuya fortuna fue ganada en base al dolor y la sangre de miles de víctimas de la droga y del crimen organizado.
Otros más avalaron el derecho de Forbes a incluir en la lista con mil millones de dólares al capo sinaloense, aunque criticaron la metodología seguida para calcular su fortuna.
Guzmán "es uno de los mayores suministradores de cocaína a Estados Unidos", dijo la coordinadora del estudio, Luisa Kroll, pero nunca explicó cómo Forbes llegó a la conclusión de que "El Chapo" posee mil millones de dólares cuando sus empresas no están en la bolsa de valores y cuando sus actividades son ilícitas.
El editor y propietario de la revista, Steve Forbes, salió al paso de las críticas al señalar que la lista pretende incluir a todas aquellas personas que posean más de mil millones de dólares sin importar que su fortuna sea legal o ilegal. Y citó que en años anteriores mencionaron a otros delincuentes como el narcotraficante colombiano Pablo Escobar, quien apareció varias veces en el listado.
"No disparen al mensajero", exhortó Forbes en alusión a tantos otros casos en donde se cuestiona a los periodistas por revelar información verídica que pudiera afectar a terceros. Esto nos recuerda los tiempos del presidente de Colombia, Ernesto Samper Pizano, quien ya en el poder fue acusado de realizar negociaciones oscuras con narcotraficantes años previos a su llegada al primer cargo de su país.
Furioso, Samper acusó a los medios de comunicación de sabotear su gobierno y dar importancia innecesaria a temas que habían ocurrido fuera de su mandato.
Al respecto, el director de uno de los principales diarios colombianos explicó que la culpa la tenía Samper por su conducta indebida. "La vida de un presidente es relevante para todo ciudadano desde su nacimiento hasta su muerte", sostuvo.
Así vemos dos vertientes en este "affaire" del mafioso mexicano. Por un lado las autoridades, incluyendo el presidente Felipe Calderón, están más preocupadas por la mala imagen que pueda causar a México esta revista y poco hablan del porqué no han logrado poner en su lugar a un criminal que ya fue lanzado por Forbes a la fama internacional.
Por otro lado, la revista demuestra poco profesionalismo al incluir a un narcotraficante en su lista de millonarios sin información detallada. ¿Por qué no citó a los capos de Nueva York, Chicago, Los Ángeles y Las Vegas, quienes ostentan enormes fortunas? ¿Y qué pasó con los políticos de Estados Unidos y México, entre otros países, cuyas riquezas son de todos conocidas? Por omisión también se peca, señor Forbes. Para cerrar el artículo es justo decir que el "Chapo" Guzmán no aparecería al lado de Emilio Azcárraga y Alfredo Harp con una fortuna de mil millones de dólares de haber sido retenido hace algunos años en el penal de Puente Grande, en Jalisco, de donde escapó gracias al contubernio de custodios y autoridades del penal. La verdad que más duele a los mexicanos es confirmar que la riqueza de los narcotraficantes ya llegó a los más altos niveles gracias a la corrupción y la impunidad.
Y más triste todavía es saberlo a través de publicaciones extranjeras que se dedican a los negocios. Envía tus comentarios a
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