"En política, nunca nada pasa por accidente. Si pasa, puedes apostar
Que así se planeó".
Franklin D. Roosevelt
No sé qué me irrita más. Saber que dos hermanos del senador Ricardo Monreal, Cándido y David (este último presidente municipal de Fresnillo por obra y gracia de su hermano), y una hija también de Ricardo, son propietarios de una planta deshidratadora de chile en Zacatecas en la que el 22 de enero de este año el Ejército incautó 14.5 toneladas de marihuana. O que se les investiga desde entonces, pero continúan en libertad (¿se daría el mismo trato a quienes no fueran parientes de un político tan importante?). O que la planta fue embargada en el 2003 por el Gobierno que encabezaba Ricardo Monreal, sólo para que el 15 de enero de 2004 la entregara en propiedad a sus hermanos y a su hija.
No sé qué me irrita más. Saber que un grupo de encapuchados puede llegar a una cárcel en Zacatecas, tocar la puerta y llevarse sin disparar un tiro a 53 reos (incluyendo a los dos que fueron detenidos en el rancho de los Monreal el 22 de enero). O que estos delincuentes ya estaban previamente preparados, en celdas especiales, para que se les removiera en cinco minutos sin pasar listas o encontrarlos en la enormidad del penal. O que los encapuchados se movieron por medio país sin que ninguna autoridad se enterara o se preocupara.
No sé qué me irrita más. Saber que el comandante del grupo de recuperación de vehículos de la Policía Ministerial de Morelos, Salvador Pintado Vázquez, trabajaba para la banda de los Beltrán Leyva, junto con otros elementos de ese cuerpo policial. O que 34 policías municipales de Yautepec fueron presentados ante la PGR por su presunta vinculación con el crimen organizado. O que el secretario de seguridad pública del estado, Luis Ángel Cabeza de Vaca, fue destituido de su cargo y arraigado, al igual que el secretario de seguridad de Cuernavaca, Francisco Sánchez González, por sus presuntos lazos con el crimen organizado. O que el procurador, Francisco Coronato Rodríguez, fue también destituido y se encuentra bajo investigación.
No sé que me irrita más. La corrupción de los cuerpos policiales o la hipocresía de los políticos, que buscan acusar a todos de narcos mientras proclaman su propia inocencia.
Germán Martínez, el líder panista, tiró la primera piedra al argumentar en marzo que el PRI estaba aliado con el narcotráfico como lo demostraba la postulación del ex presidente municipal de Ciudad Juárez, Héctor Murguía Lardizábal, como candidato a una diputación federal. Después resultó que Germán no tenía ninguna prueba, que el PAN simplemente adoptó la estrategia de campaña de acusar al PRI de tener lazos con el narco sin presentar siquiera indicios, como lo hizo en los anuncios de "Sopa de letras" comprados en distintos diarios del país.
En medio de los ataques y deslindes no hay razones para pensar que alguien esté limpio. Monreal dice que ya no es miembro del PRD (partido que lo recibió en los noventa cuando el Gobierno de Ernesto Zedillo lo acusó, también sin pruebas, de narcotraficante y que lo eligió senador).
Monreal acusa a la gobernadora perredista de Zacatecas, Amalia García, de estar detrás de las acusaciones en su contra.
Los monrealistas afirman también que Amalia protege al narco mientras que los amalistas señalan que el convoy que liberó a los reos de Zacatecas se originó en la priista Tamaulipas y pasó por la panista San Luis Potosí.
Los priistas exigen la renuncia del gobernador panista de Morelos, Marco Adame, quien los cuestiona por politizar la lucha contra el narco, sin acordarse que lo mismo ha hecho el líder nacional del PAN. No sé qué me irrita más. El narco o los políticos que buscan sacar su tajada del narco.
¿No pueden los partidos políticos comprar anuncios en televisión? Que se lo digan al público de la liguilla del futbol, que toda la semana vio anuncios políticos en las "estáticas" de los estadios. Las leyes electorales las hicieron los partidos sólo para violarlas.
