Semana Santa. Diego Villagrán Villalobos interpreta el papel de Cristo, al dar inicio el Domingo de Ramos, la representación número CLXVI de la Pasión de Cristo en Iztapalapa.
MÉXICO, DF.- Por gratitud o por sacrificio, cientos de nazarenos empezaron su Vía crucis personal este Domingo de Ramos, con lo que arrancó la representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa.
Ataviados con túnicas moradas y mantos blancos, niños, jóvenes y adultos acompañaron a Jesús con palmas en mano para darle la bienvenida a Nazareth, escenificada el domingo en el barrio San Lucas, y así dar gracias por un familiar que recuperó la salud o realizar una manda para pedir un favor.
"Para que perdone uno que otro pecado, pero también pido por mi familia", aseguró Daniel, uno de los 2 mil 500 nazarenos que participaron ayer en la peregrinación.
En compañía de amigos, familiares y novias, los penitentes cargan ahora las palmas -de dos metros de altura-, pero para el viernes lo que tendrán sobre sus hombros son las cruces.
Desde las ocho de la mañana, y todavía sin calor sofocante, los hombres que visten de morado se alistaron para seguir a Jesús, interpretado por David Villagrán, por los ocho barrios de Iztapalapa y la llegada al santuario de La Cuevita, donde se bendijeron las palmas.
Ahí, Jesús se montó en el burro, momento en que sobresalió su espigada y alta figura. Sigue su marcha mientras es vitoreado. "¡Hosssana!, ¡hossana!". Todo ello bajo fuertes rayos solares, por lo que las botellas de agua y naranjas eran los productos que acompañaban a los nazarenos, apóstoles y vírgenes.
Desde las azoteas, en sillas a la orilla de la banqueta o de pie, miles de personas se apostaron para ver el paso de Jesús. Para no olvidar ese momento, en su mayoría, le tomaron fotografías con su celular.
"No manches, se ve más alto en persona", exclamó una señora que se emocionó al ver pasar a Jesús vestido con túnica blanca y flanqueado lo mismo por sus 12 apóstoles que por los integrantes del comité organizador.
La escena de la curación de los leprosos es la más socorrida, ya que se repitió en al menos tres ocasiones durante el recorrido. Ahí, Jesús sanó a un hombre con túnica azul. Se trataba de Emmanuel Guillén, quien hace un año era quien curaba a los leprosos.
Luego de un par de horas, y ya con un ambiente seco, muchos de los nazarenos continúan caminando descalzos, pero hay otros, como los niños o ancianos, que portan sandalias.
Mientras que David Villagrán, de 18 años, siguió concentrado en su interpretación de Jesús, donde le espera una semana dura. Será traicionado, torturado, crucificado y resucitará ante la mirada de cientos de miles de personas.
Piden caminar con Jesús en su Vía crucis
Bajo un fuerte operativo de seguridad, el cardenal Norberto Rivera inició la celebración de la Semana Santa con la bendición de las palmas, e instó a los feligreses a orar, a reflexionar en su propia vida y cambiar para caminar con Jesús en su Vía crucis.
"Es cierto que el dolor y el sufrimiento continuamente se hace presentes en nuestra vida, pero también hay días de transfiguración y sobre todo esperamos el octavo día, el gran domingo del descanso y de la gloria definitiva", externó el jerarca religioso, durante la homilía en la Catedral Metropolitana.
El también arzobispo primado de México le recordó a los feligreses que de "alguna manera, toda la vida es una Semana Santa, si la vivimos con realismo y esperanza".
Por otra parte, el semanario Desde la Fe recordó a los mexicanos que la Semana Santa, no es de fiesta, sino un momento para reflexionar y cumplir con una obligación de fe.
En un artículo firmado por el padre Sergio G. Román resaltó que los gobiernos local y federal tuvieron más gestos de respeto por lo que representa la Semana Santa, que los mismos fieles.
Lamentó que muchas personas que se reconocen como católicos están más interesadas en ir a la playa, beber cervezas, ver televisión e "irse de pachanga", que guardar respeto por este periodo de duelo por la muerte de Cristo, reflexionar sobre su actuar y convertirse.