Degennes cursó estudios en Bellas Artes, en 1995 y se desempeñaba como consejero artístico.
Hace 10 años el glamour se reinventó dentro las colecciones de color de Givenchy, gracias a su entonces recién nombrado director artístico, Nicolas Degennes.
Durante esta primera década de trabajo para la Maison, este virtuoso del maquillaje ha redescubierto los códigos de elegancia, seducción y feminidad que son los pilares de la firma. Degennes cursó estudios en Bellas Artes, en París. En 1995 se desempeñaba como consejero artístico de Canal Plus, de Francia. Ahí dirigía el área de peluquería, estilismo y maquillaje; además, colaboraba en videos musicales para numerosos artistas, entre ellos Sting. Fue en 1999 cuando se integró a Givenchy.
"Hace 10 años estaba un poco desconcentrado", señala el creativo. "Había muchas áreas que me interesaban. Estaba haciendo una búsqueda del alma, como todo mundo la hace. "Al principio, integrarme a la firma representó para mí una aventura de vida. Realmente no sabía en lo que me estaba metiendo. Cuando reemplacé a Olivier Echaudemaison no estaba particularmente familiarizado con su maquillaje. El logo de las 4G había desaparecido; yo quería traer de regreso los códigos que ya habían caído en la complacencia".
El creativo francés recuerda que hizo más trabajo de escritorio del que esperaba, pero pronto se dio cuenta de que en esta casa de belleza podría cristalizar su sueño de convertir al maquillaje en la herramienta para definir en todas sus facetas, la identidad moderna de la mujer. Para lograrlo, se ha valido de las musas de la firma. Primero, de la actriz y modelo Lou Doillon. "Ella era la elección obvia. Una hermosa joven parisina con cara de británica que le aportó modernidad a la emblemática firma".
Actualmente se inspira en la actriz ojiazul Liv Tyler, a quien conoció cuando ella era vocera de la fragancia Very Irresistible. "Desde la primera vez que la vi supe que ella debía ser la imagen de mi maquillaje. Me pareció naturalmente correcta por su belleza, simplicidad, elegancia y espontaneidad".
Aunque para Nicolas representa una gran satisfacción cumplir su primera década al frente del área de color de la Maison, advierte que será la única celebración que haga.
"Me siento confiado, pero no totalmente en paz. Durante estos diez años hemos tenido una aventura de equipo. Crecimos juntos. Aunque algunos episodios resultaron bastante dolorosos. Es a lo que uno se enfrenta cuando la creatividad está involucrada".
Su trabajo en la casa francesa le ha dado a Degennes la oportunidad de explorar sus límites, de ir más allá, de tener un nuevo reto cada día, de poner en aprietos a las distintas áreas de desarrollo, las cuales tienen que crear texturas dóciles y envases inteligentes.
"Soy afortunado de amar lo que hago. Trabajar con el maquillaje significa reconocer y abrir puertas privadas. Ayudar a las mujeres a descubrir quiénes son. Hacer que ellas se descubran como personas hermosas. Espero que llegue el tiempo en que al fin lo hagan".
Textura, color y luminosidad son las bases en que apoya Degennes su trabajo. Desarrolla varias colecciones por año, cada una con su historia, sus elementos fantásticos y sus cosméticos estrellas. Algunas de las que más recuerda son Chocolat, "que magnificaba los sentidos"; Artycolor, "que multiplicaba el color sorprendentemente"; Diamantissime, "un maquillaje inspirado en la joyería"; y la más reciente titulada Les Poetiques, "fascinante".
SU FUENTE DE INSPIRACIÓN
¿Qué lo inspira? "Si yo lo supiera estaría menos ansioso del futuro.
"Es una habilidad para recoger las tendencias del tiempo. Siempre estoy alerta. Y no es fácil vivir así, pero no puedo apagar totalmente mis sensores. Los viajes me estimulan y me renuevan. También lo hace mi comunicación con los fotógrafos, quienes contribuyen a mi imaginación. Por eso necesito estar en el estudio, para que esta máquina vuelva a funcionar".
Este genio del maquillaje también se inspira en artistas como el pintor y grabador Mark Rothko, de quien retoma sus marcos de color.