NUEVA YORK.- Se llama Grace Akallo y a los 15 años fue secuestrada por la guerrilla junto a otras 139 niñas de una aldea llamada Aboke, en Uganda. Durante siete meses fue forzada a trabajar como niña soldado, cargando un rifle AK-47 con el que disparó contra soldados del Gobierno y contra otras niñas secuestradas que rechazaban acostarse con los guerrilleros. Ella misma fue violada en numerosas ocasiones por uno de los líderes del grupo guerrillero que ha aterrorizado el Norte de Uganda por más de 20 años.
Hoy la vida de esa ex niña soldado es completamente distinta. Luego de escapar de su cautiverio, y gracias al apoyo de la ONU y de una organización estadounidense, Grace pudo cursar una licenciatura en una Universidad en Boston. A sus casi 27 años hoy ella es la cara y voz de una organización que trabaja por la paz en Uganda del Norte y que busca hacer conciencia sobre la existencia de millones de niños en todo el mundo cuyas vidas están amenazadas por distintas situaciones. Apenas a finales de abril pasado, la secretaria de Relaciones Exteriores de México, Patricia Espinosa, conoció a Grace y escuchó su historia durante un debate abierto del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el que fue presentado un reporte especial sobre la situación de los niños en conflictos armados.
De hecho, la canciller Espinosa estuvo especialmente en Nueva York para presidir esa sesión del Consejo, ya que México tenía la presidencia del Consejo de Seguridad ese mes y debido a que México hoy dirige un grupo especial de trabajo creado al interior del Consejo para tratar este tema y emitir recomendaciones a los países donde los derechos de las niñas y los niños son violados repetidamente o donde más vulnerables se encuentran.
El tema de los niños en conflictos armados es fundamental y merece un reconocimiento especial la labor del embajador Heller y de su equipo en la Misión de México por el hecho de que Francia, que presidió el grupo de trabajo sobre niños en conflictos armados por varios años, pidiera que México relevara en este trabajo.
La mayoría de las veces el trabajo que realizan los diplomáticos de carrera no es valorado en nuestro país debido a la falta de promoción en México del trabajo diplomático mexicano, el cual es muy valorado en foros como la ONU. Tal vez ayudaría mucho si la secretaria Espinosa y su equipo tuvieran un poco más de gusto e interés por la comunicación y por acercar estar historias a los ciudadanos mexicanos. Por ejemplo, la misma Grace ha estado en el popular talk show de Oprah Winfrey en dos ocasiones y existe un excelente documental titulado War Dance que precisamente aborda el tema de los niños en conflictos armados en Uganda.
Acercar estos temas a la gente es importante por múltiples razones, pero sobre todo por dos en particular. En primer lugar, porque si la gente entiende que México pertenece a un enorme a vecindario en el que las cosas no están bien, pero que trabajando con nuestros vecinos se pueden mejorar, las decisiones que las élites toman respecto a política exterior podrían tener un mayor respaldo ciudadano. En segundo lugar, es cada vez más generalizada la desconfianza de muchos ciudadanos a las instituciones internacionales como la ONU. Muchos inclusos abogan por dejar de "perder el tiempo y dinero" destinando recursos a una "burocracia ineficiente" como la ONU. Tal queja lleva algo de razón, pero sin duda la ONU se vuelve fundamental en temas como el de los niños en conflictos armados y la participación de México mucho más indispensable, sobre todo si reconocemos que en nuestro propio país millones de niños viven amenazados por la violencia del narcotráfico, por la inseguridad por situaciones de pobreza y miseria y por el trabajo sexual.
En ese sentido, regiones importantes de nuestro país no están alejadas de la violencia que se vive en Afganistán, en Irak, en Liberia o Sudán. En varios núcleos urbanos, como la misma Ciudad de México, la pobreza infantil se ve, huele y siente mucho como la que se ve en las calles de Mumbai, en la India. Desafortunadamente, la situación de esclavitud sexual de menores en países como Tailandia y Camboya no es ajena en estados como Puebla, Guerrero, Quintana Roo, etc.
Por ello, miles de familias mexicanas se sentirían reflejadas e identificadas con la historia de Grace o con las de millones de niños más que son víctimas y cuyas historias son anónimas.
Politólogo e Internacionalista.