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No es fácil ser verde

WALID SABAG NAVARRETE

Un fenómeno contemporáneo nos orilla a definirnos. Es un problema que a todos concierne y traspasa esferas entre lo público y lo privado e inunda lo económico, político y social. Sí, es el cambio climático. Mucho se ha discutido, confrontando posturas que van desde lo científico hasta lo ideológico.

Aquel movimiento ambientalista que se iniciara en la década de los 60, con organizaciones como Greenpeace, ha ido evolucionando en programas de conservación, en proyectos de investigación, en inclusión de estos tópicos en cursos escolares y finalmente en una conciencia colectiva del impacto global que tienen las actividades humanas.

Si bien esta puede ser un área de interés para los grupos que tienen más acceso a la información, la especie humana ha provocado cambios que se dejan sentir en cualquier rincón del planeta, desde los bosques africanos con la deforestación, los desiertos polares con el deshielo y las selvas tropicales del mar, que son los arrecifes, con su intoxicación.

Esto comprueba que podemos deteriorar las condiciones ambientales que permiten la vida, aunque la Tierra como planeta, continuará existiendo. Entonces es una cuestión de alcance global con implicaciones de responsabilidad que atañen al único ser que sabemos tiene conciencia de lo que ocurre.

La paradoja de la locomotora nos dice que aunque pongamos freno total a todas las actividades nocivas que produce el ser humano, sus efectos continuarán avanzando. Algo difícil de resolver, pero no imposible. Dentro de unos días, del 7 al 18 de diciembre, se realizará la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Copenhague (COP15), y será oportunidad para que los líderes mundiales revisen lo que estamos haciendo y lo que estamos dejando de hacer.

La Unión Europea ha anunciado que pedirá compromisos claros para el presidente Barack Obama, quien lidera el país que más contamina en todo el planeta. Además es el único país industrializado que no ha ratificado el protocolo de Kyoto, que es el principal instrumento que tenemos para mitigar las emisiones de gases con efecto invernadero y del cual se espera un "recargado" para 2012, surgido de la COP15.

Durante 2009 se realizaron reuniones oficiales para ir preparando las negociaciones en Copenhague, así que tendremos que estar muy atentos porque lo que suceda ahí definirá si existe un compromiso serio y real sobre este asunto. Lograr acuerdos ambiciosos y eficaces que tengan impacto en el corto y largo plazo es lo que se necesita en el proceso de adaptación a un nuevo clima.

La anatomía de este cambio se deja ver en los patrones atmosféricos; lluvias inesperadas y lluvias que no llegan. También en los patrones poblacionales; el "Reporte de Impacto Humano" del Fondo Global Humanitario dice que actualmente hay 26 millones de personas desplazadas por el cambio climático. Los refugiados son sólo una directriz de lo que se tiene que enfrentar.

Para ejemplificar lo que debemos mejorar, en cuestiones de política internacional, en el año 2000 se plantearon los objetivos del milenio, los cuales incluían la reducción al 50% de la tasa de pérdida de biodiversidad para 2010, algo que no se logrará.

Lo deseable es que no se repita la historia después de la COP15. ¿Cómo lograrlo? Con políticas públicas genuinas que incluyan la experiencia de ONG', OIG's y conocimiento científico mediante la integración de indicadores integrales y sensibles a los avances en áreas como recuperación de suelos, contaminación de mantos acuíferos, reforestación, protección de regiones prioritarias para su conservación como las selvas tropicales o los manglares y la cooperación internacional en programas como el de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Ese es un ejemplo de la parte gubernamental.

La otra es la cívica con tres vertientes principales: una que se dirige a reducir la huella ecológica que cada uno de nosotros deja en el planeta y que se relaciona con separación de basura, reciclaje, uso racional del transporte y conciencia sobre los patrones de consumo; la segunda que vigila las acciones de gobierno, que exige rendición de cuentas y monitorea la inclusión de políticas verdes en todos los niveles de gobierno, incluyendo su administración; la tercera que se interesa por el impacto que tienen las empresas y que prefiere organizaciones comprometidas en prácticas productivas y comerciales responsables con el medio ambiente.

"Sella el pacto" dice el eslogan de la conferencia que acogerá Dinamarca. Es tiempo de valorar los servicios ambientales que recibimos, hasta ahora, gratuitamente. No podemos evitarlo. Crisis silenciosa, ya no. Tenemos el desarrollo de ciencia, tecnología y conocimiento. La gran cuestión es si tenemos la voluntad política, económica, social e individual para pasar del gris al verde.

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