Semana a semana se sigue insistiendo en cuán grave es el problema de la seguridad pública, a grado tal, que la crisis económica monumental global que se está viviendo pasa por mucho a segundo término.
Es claro por supuesto que la agenda de la sociedad dista mucho de la agenda pública, entendiéndose la segunda como toda actividad que tiene que ver con el poder, obras y dinero del erario.
Todo ello es consignado para nuevamente comentar otro triste episodio que se vivió esta semana y ahora los involucrados son de nueva cuenta José Ángel Pérez, alcalde de Torreón, el procurador del Estado de Coahuila, Jesús Torres Charles y el empresario Omar Gutiérrez.
El lunes pasado el procurador Torres declaró a El Siglo de Torreón que la presencia de la Policía Estatal en Torreón ha sido permanente y que en ningún momento la ciudadanía torreonense ha quedado en el abandono de vigilancia, tal como lo sugiere el edil. Por su parte, la semana pasada Pérez Hernández declaró que instaba tanto al propio gobernador Humberto Moreira como al mismo Torres Charles, que se vinieran a despachar desde el propio Edificio Coahuila, sito en Periférico y bulevar Río Nazas. "Aquí es donde están las balaceras, aquí es donde está la situación grave"; "Yo ya me cansé de insistir y gritar en el desierto, para que nos hagan caso en lo de seguridad", declaró el presidente municipal.
Y en esta ocasión el dicho de Pérez es inobjetable, específicamente en el renglón de que aquí la violencia es brutal, y no tanto eso de que grita en el desierto, porque sería bueno que fuera a gritarle también a las autoridades federales panistas lo mismo. Los laguneros -por ende los de Torreón- estamos desamparados y temerosos. Por doquier se dan las balaceras que refiere el alcalde y todos los días persisten los rumores de los nuevos "levantados". No se ve por dónde esta nueva época de inseguridad tenga su fin.
Bajo estas circunstancias, el procurador, ante los reclamos del edil espeta: "Que se ponga a trabajar en vez de andarse quejando... nosotros estamos haciendo lo nuestro" y añade "ese señor no dice ninguna cosa que tenga pies ni cabeza", pero no conforme con ello, continúa su descarga verbal contra Omar Gutiérrez de Anda y dice sobre él: "Y en el caso de un señor inconforme, sólo es un comerciante que se dice representante empresarial, Omar Gutiérrez de Anda, yo me he reunido con varios empresarios en reuniones (sic) de trabajo y hemos tenido buenos intercambios".
Menuda respuesta del procurador al ser nuevamente urgido a que solucione o disminuya la ola de crímenes que se están viviendo. Se puede entender, que no justificar en este caso, su reyerta de declaraciones con un presidente municipal de extracción contraria a la de su jefe el gobernador, pero ya el denostar a un ciudadano que desde su agrupación intente presionar para que el Estado en general haga su trabajo fundamental que es proveer de protección a los ciudadanos, sólo se puede interpretar como desesperación por no poder contribuir a controlar el grave problema que atañe a todos, o -y esperando realmente que sea así- una soberbia por el control político y electoral que tiene el gobernador, que se da ya el lujo por un lado de menospreciar a una autoridad con mandato popular, José Ángel Pérez, así como ningunear a un empresario que no tiene los dineros suficientes como para hacerse merecedor de las cenas que en ocasiones organiza el profesor Moreira, para calmar las inquietudes de los más ricos.