No sé si amanecí triste o me contagió la mañana que con su llanto silencioso se niega a participar del gorjeo de los chiquillos que se desparraman sobre las calles de la ciudad en su regreso a la escuela. Creo que somos las dos, la ciudad de puro agobio: ¡qué lindos los niños, pero
Y yo que como todas las mañanas navego por la casa con un café en la mano, después de los primeros sorbos abro el periódico para empezar a sufrir desde temprano. Me entero de que ha muerto Edward Kennedy con quien termina toda una saga de patriotas. Desde luego que no lloro por el Senador, los gringos tienen ya el relevo de Kennedy en Obama, un hombre con la misma congruencia y compromiso con la justicia social que caracterizó al "León del Senado". El motivo de mi llanto que no es ni silencioso ni discreto, es por la impotencia al ver a nuestro Presidente junto a la "Maistra" inaugurando al alimón el nuevo ciclo escolar.
En la foto el Presidente mira al cielo como pidiendo: "Señor, que esta tarántula no me vaya a picar". Ella mira al infierno seguramente tramando nuevas perversidades. Una vez más el futuro de nuestros niños quedará en las codiciosas manos de la "Maistra" y su familia, quienes han tomado como su particular patrimonio la educación pública.
¿Acaso ignora el presidente Calderón que fotografiarse con esa bribona es tóxico para él y para los ciudadanos? Después de un llanto sanador, me sueno y sigo leyendo hasta enterarme de que la pandilla de cabritos ya crecidos, todavía sin tomar posesión de su cargo ya estaban boicoteando el informe del Presidente. ¡Qué curioso! Muchos de ellos son los mismos que en las postrimerías de la "dictablanda" impuesta por el priismo, se tropezaban cada primero de septiembre por llegar a lamer la mano del presidente en turno.
Pero ahora ya lo sabemos, a ellos no le interesa unir fuerzas para sacar al país del bache en que se encuentra ni fortalecer nuestra incipiente democracia. Lo suyo es obstaculizar a nuestro Presidente tal vez por aquello de que "a río revuelto ganancia de pescadores". Tan obvios ellos, tan sin vergüenza, que provocarían carcajadas si no fuera por el daño que hacen al país. Y así llegamos de nuevo a septiembre, ¿cómo no voy a llorar? Después de la valentía de Felipe Calderón al enfrentar un narco fortalecido por quienes prefirieron soslayarlo tantos años, no recuerdo más patriotas que el expresidente Zedillo, aquel pequeño burócrata que llegó a la Presidencia por razones que lo rebasaban (como le dijo en un memorable debate Diego Fernández de Cevallos que por entonces gozaba todavía de un cierto prestigio).
Pero el hombre supo crecer con el puesto y la noche del seis de julio de 2000, desafiando a los malabaristas de su partido que le pedían más tiempo para elucubrar alguna trampa, Don Ernesto Zedillo se presentó frente a las cámaras de televisión e informó a la ciudadanía que la ventaja de Vicente Fox era ya irreversible y por lo tanto era el seguro ganador de las elecciones.
Fue también Zedillo el único que hasta hoy ha tenido la delicadeza de renunciar al subsidio que reciben de por vida todos los expresidentes. "Seguiré trabajando, no lo necesito" dijo, y con toda elegancia hizo mutis. Ahora que estamos en septiembre, ¿no habrá por ahí alguien más que se preste a ser patriota?
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