No llores
Después del tremendo fracaso de la Selección Sub-20 para asistir al Mundial de la categoría, a celebrarse en Egipto, y luego de presenciar el indignante cese de Guillermo Cantú en el ara de los sacrificios, ya que en nuestra cultura el error colectivo no existe, pensé que mi capacidad de asombro estaba colmada.
Porque, mire usted, la presente administración federativa no se ha distinguido precisamente por sus logros y tampoco Memo Cantú es lo que llamaríamos un dirigente brillante, pero de ahí a que sea precisamente él responsable de los males que aquejan a nuestro balompié es, simplemente, orinarse fuera de la bacinica y dejar en la más absoluta impunidad a otros con mayor poder de decisión.
Pero bueno, la vida tiene que seguir y de ese modo llegó el fin de semana y la jornada 10 del campeonato mexicano, con encuentros que presagiaban emociones, goles y, en un descuido, hasta buen futbol.
El "clásico joven" fue el primero de ellos, y al ver la mansedumbre celeste en este tipo de encuentros, me surgen dos preguntas: ¿No entienden los futbolistas y el entrenador lo mucho que su afición espera de ellos? Porque lo que vemos en la cancha es a once sonámbulos, de escaso carácter y temple, corretear a sus amarillos rivales, pero eso sí, a distancia, no sea que se encabritan y le metan una goleada histórica. Si yo fuera seguidor de la Máquina sentiría una profunda rabia por esa falta de agallas exhibida por mis jugadores y vergüenza por la racha negativa que se está volviendo mítica.
La otra cuestión es: ¿Quién fue el genio que, por una diferencia mínima, se abstuvo de adquirir a Salvador Cabañas de Jaguares, cuando los de la Noria eran mano, anticutimano, coronita de Dios? Porque gran parte de la paternidad azulcrema recae en este jugadorazo que tiene muy claro que es profesional y que representa a una gran institución. Mis respetos para el guaraní.
El otro partido que acaparaba el comentario era el "clásico tapatío", donde Chivas y Atlas se disputaban mucho más que tres puntos, el orgullo regional de saberse superior al acérrimo rival.
El panorama era sombrío para los Rojinegros cuando, en la primera parte, al jovenzuelo Francisco Canales le traicionaron las ansias de novillero y en una imprudente excursión lejos de su área se tiró tremenda barrida sobre Amaury Ponce que le costó irse a bañar temprano.
Luego, en un penal inobjetable, Atlas se irguió con el triunfo de la mano de Bruno Marioni.
Mi sorpresa e indignación crecen al enterarme que Efraín Flores culpa de la derrota, y hasta de su eventual despido, a Marco Rodríguez, por cierto, de soberbia actuación.
Al estratega se le aplica la frase que consigna la leyenda cuando, en 1492, los cristianos lograron recuperar Granada y la Sultana Aixa dijo a su hijo Boabdil: "No llores como mujer, lo que no supiste defender como hombre".
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