Cuatro policías y dos soldados afganos murieron en ataques separados que continúan el sinfín de agresiones mortales a las fuerzas de seguridad, dijeron las autoridades.
Los ataques suceden a mortíferas emboscadas del Talibán a puestos de control en el norte y el sur del país que mataron el lunes a 16 policías nacionales. El hecho evidencia la amenaza que enfrentan las fuerzas afganas, consideradas clave para el eventual retiro de las fuerzas internacionales del país.
Una bomba a la vera de un camino impactó un automóvil en que viajaban policías el martes por la noche en el distrito de Rubat-i-Sangin, al norte de la ciudad de Herat, según el ministerio del interior. Noor Khan Nekzad, un vocero del jefe de policía provincial, dijo que el vehículo fue destruido por la explosión.
También el martes, dos soldados afganos murieron en ataques de milicianos en la provincia de Laghman en el este y la de Kandahar en el sur, dijo el ministerio de Defensa.
Según el ministerio, los milicianos han lanzado 3.170 ataques dinamiteros o suicidas en lo que va del año. Otras 3.617 bombas fueron desactivadas.
El presidente estadounidense Barack Obama ordenó el despacho de 30.000 soldados para tratar de revertir la situación frente a la ofensiva del Talibán, pero agregó que las fuerzas podrían empezar a retirarse del país en 18 meses si las condiciones lo permiten.
La OTAN, mientras tanto, reportó que las fuerzas afganas e internacionales detuvieron el miércoles a dos comandantes talibanes y a otro sospechoso cerca de un pueblo en la provincia central de Wardak.
En Kandahar, una fuerza conjunta inspeccionó un complejo en el distrito de Zhari y detuvo a milicianos y a un comandante talibán que se supone responsable de una serie de ataques con explosivos en la zona. Hubo otras detenciones en el distrito de Arghandab.
La OTAN dijo que no hubo disparos ni heridos en las operaciones.
Asimismo el miércoles, un abogado afgano-alemán que colabora con los familiares de víctimas de un ataque mortífero en septiembre en la provincia de Kunduz dijo que negocia con las autoridades alemanas para indemnizarlos con dinero o tierras, equipos agrícolas o proyectos para el área.
El abogado Karim Popal sostuvo que 137 civiles murieron en el ataque aéreo de la OTAN que fue solicitado por las fuerzas alemanas que operan en Kunduz. Una comisión afgana dijo que 30 civiles murieron junto con 69 milicianos del Talibán.
En una conferencia de prensa en Kabul, Popal dijo tener información según la cual los milicianos del Talibán no estaban en la zona en el momento del ataque. Agregó que se reunió con familiares de las víctimas e identificó a 91 viudas y 56 niños relacionados con las víctimas.