No quiero hablar de la influenza, pero es muy difícil no hacerlo. Es muy difícil al escuchar la enorme cantidad de verdades a medias, mentiras piadosas, denuncias, chismes, deformaciones de información, comentarios alarmistas, predicciones apocalípticas, decisiones equívocas, etc. que han enturbiado el grave problema sanitario de la influenza de origen porcino.
Verdades a medias, cuando se dijo que era un problema sencillo y luego se convirtió en la peor amenaza de salud pública que hemos vivido en la historia moderna del país.
Mentiras piadosas, cuando se señaló que se estaba "en la cola" de la influenza estacional que afecta a México todos los años en enero y febrero, y luego se ha evidenciado que el problema es mucho más serio y no es la influenza estacional ya conocida.
Denuncias, por falta de atención cuando la realidad es que en muchas clínicas y hospitales los servicios han sido rebasados y que tiene que prevalecer, por un lado, la actitud serena de los pacientes y sus familiares y por otro la auténtica vocación de servicio de los médicos y enfermeras.
Chismes, cientos de chismes que invaden la radio y la Internet: "una tía me dijo que se cerró el Hospital Juárez, (el Hospital está funcionando), que en el Instituto de Rehabilitación han muerto más de 100 personas (en ese Instituto no se atienden pacientes de influenza), que se han muerto súbitamente 10 médicos (¿nombres?), que comer carne de puerco causa la enfermedad, (al virus no le gusta la barbacoa ni las carnitas), que éste es un plan para que los Estados Unidos invada a México (¿para qué?), etc., etc., etc.
Deformaciones de la información cuando se recuerda que "en la epidemia de influenza de 1917 murieron 50 millones de personas", comparación tan descabellada como comparar el Fordcito del año 36 con el Mercedes Benz de 2009; la Medicina de 2009 no es la que había en 1917.
Comentarios alarmistas cuando se habla del número de personas hospitalizadas y el número de muertos, pero no se dice que cada año mueren en el país entre 20 y 30 mil personas por "insuficiencia respiratoria", o "neumonía", muchas de las cuales son consecuencia de una infección por el virus de la influenza.
Predicciones apocalípticas, al comparar esta epidemia con la Gripe Aviar que paralizó el Sureste Asiático, (China, Hong Kong, Singapur); tenemos una grave epidemia, que puede ser pandemia, pero las acciones que se han tomado permitirán tratar a los infectados y limitar el problema, a más de que todos los países están tomando las medidas adecuadas.
Decisiones equívocas. La Organización Mundial de la Salud y la Organización Pa namericana de la Salud han señalado que, por el momento, no hay que suspender toda actividad económica, pero el Departamento del Distrito Federal tomó la decisión de suspender una de ellas, la alimentación, y cerró todos los restaurantes de la capital, dejando libres a los vendedores ambulantes, -cuya higiene es casi nula y puede causar además enfermedades gastrointestinales-, y además permitiendo las concentraciones de gente en el Metro, Metrobús y el transporte público. Bien que se preocupen por la salud, pero trabajar al margen o a contrapelo de lo que dice la Secretaría de Salud y los organismos internacionales no es buena política.
En fin, que no quiero hablar de influenza, pero ya hablé demasiado; deseo que usted, estimado lector, y todos los que ama, estén libres del mal y pronto puedan vivir, trabajar y reír cuando la pesadilla haya quedado atrás.