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¡Nombres, nombres!

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EL UNIVERSAL

Uno de los factores más difíciles al crear una agrupación de rock es el nombre, ¿cómo bautizan los roqueros a sus bandas?.

MÉXICO, DF.- Resulta curioso, pero en algunos casos lo más complicado al momento de crear una nueva banda no tiene que ver con presupuestos o la selección de sus integrantes.

Tiene que ver con el nombre del grupo, el título con el que será identificado por su público.

Julio Navarrete, bajista de los Fancy Free, recuerda que nunca le agradó el mote de su primer proyecto, Los Misioneros: “por ser trío se resolvió rápidamente, yo no quería ese nombre, pero ellos sí, se votó y perdí”. Se le preguntó si usualmente los músicos riñen al elegir un nombre y me responde: “si te llamas San Pascualito Rey, quizás sí”.

Los títulos de muchas agrupaciones en español se distinguen por lo estrafalario, aunque la costumbre de pronunciarlos una y otra vez termina por exonerarlos con el tiempo: ¿que tal Nacha Pop del recién fallecido Antonio Vega? ¿o bien los Babasónicos de Argentina? ¿y la confusión de Los Tres, de Chile, que en realidad son cuatro? En México, muchos de los pioneros del rock and roll utilizaron seudónimos en inglés: desde los inocentes Teen Tops hasta los jipis de Love Army. De hecho, el mismo Alex Lora reconoce que fue ridículo optar por Three Souls in my Mind -el antecedente de El Tri- en la década de los sesenta, aunque era la tendencia de ese entonces.

Por supuesto, la designación del nombre resultará ideal para el artista y subjetiva para sus seguidores.

Por ejemplo, para muchos parece “kilométrico” Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, mientras que consideran afortunado a Café Tacvba (por la emblemática cafetería del Centro Histórico) aunque sin la presuntuosa letra “V” que no se sabe por qué colaron en lugar de la “U”.

Independientemente de su calidad musical, han llamado la atención: Las Víctimas del Doctor Cerebro, Genitallica, La Trenza de la Abuela, Hakuna Matata, Sucursal de la Matriz, Vómito Nuclear y Cagada de Perro. ¿Rebeldía y humor propios del rock nacional o más bien un pésimo gusto para rotular a sus conjuntos? Pero, ¿qué podemos citar sobre los aspectos legales? El nombre de un grupo musical se registra como cualquier propiedad, así que cuando existe un rompimiento entre las partes –artista, disquera o manager– tiene que haber un ganador.

Un caso lamentable fue el de Caifanes, coloquialismo que usaba la madre de Saúl Hernández para menospreciar a los “vagos”. Tanto el cantante como Alejandro Marcovich pelearon durante años los derechos para la explotación del nombre, aunque finalmente, el ahora líder de Jaguares ganó la disputa.

Pero en fin... sólo resta preguntar ¿cuál es el peor y el mejor seudónimo para una banda que les haya tocado escuchar? ¿pueden imaginar que su grupo favorito se llame de distinta manera?...

Un mundo de extravagancias

A nivel internacional, si bien los orígenes de los nombres no son tan folclóricos, las bandas anglosajonas tampoco se salvan de esconder historias verdaderamente extravagantes:

The Beatles: Estaban de moda los nombres de bichos, tal como los Crickets (grillos) así que se pusieron Beetles (escarabajos) aunque con la variación de la palabra “beat” (ritmo) para construir la palabra final por años famosa.

R.E.M.: Las siglas se leen como Rapid Eye Movement, un extraña frase que los de Athens rescataron del diccionario de manera aleatoria. En efecto, así nada más, sin quebrarse la cabeza. Incluso en sus primeras tocadas se presentaban sin nombre alguno.

The Who. Al buen Peter Townshend le pareció curioso el dicho de un presentador de un club donde se anunciaban a las bandas así: “a continuación, con ustedes... ¡los quién!”. Es el sentido del humor siempre presente en los creadores de Tommy.

Metallica. Una de las propuestas de Ron Quintana, amigo de Lars Ulrich, para una revista musical. El baterista fascinado arrebató ese título y convenció a su camarada para que etiquetara a su publicación como Metalmanía.

Rolling Stones: Es una rola de Muddy Waters, un genio de ese género musical que apasionaba a Mick Jagger y compañía: el blues. Bob Dylan también cantaba con sentimiento Like a Rolling Stone, aunque ésa es otra historia.

Red Hot Chili Peppers: Según la versión de Anthony Kiedis, proviene de una de las bandas de Louis Armstrong, la de sus Hot Five. El resto de palabrerías las rescataron del folclor mexicano de California: red, chili, peppers.

Pink Floyd: Aunque los escuchas ajenos a esta leyenda del progresivo (o del subgénero que manden, porque luego me regañan) creen que la traducción literal es “fluido rosa” se trata más bien de un homenaje a dos bluseros: Pink Anderson y Floyd Council.

Deep Purple: Nada que ver con el pesado sonido de sus guitarras. Se trata de una canción romántica de 1962, que raya casi en la cursilería, cuya letra sugiere más o menos que “cuando cae la neblina morada y las estrellas brillan, regresas a mí”.

Sex Pistols: Tal como la efímera trayectoria de este símbolo punk, el lema resultó ser un ejercicio de subversión, producto de la maquiavélica mente de Malcolm McLaren. Un juego de palabras derivado de “sex pistils”, los órganos reproductores de la flor.

U2: Se le ocurrió a Steve Averill, diseñador de sus portadas. Es el avión espía estadounidense derribado por la Unión Soviética en la Guerra Fría. El libro biográfico U2 by U2 aclara que el nombre era provisional, pero persistió obligados por la fama.

Iron Maiden: Somos fans de este apelativo. Nada más y nada menos que el instrumento de tortura en forma de sarcófago empleado en la Edad Media, donde se metía al condenado para que muriera desangrado por los picos que le perforaban el cuerpo.

Radiohead: Así se llama un tema de los Talking Heads, que es posible encontrar en el disco True Stories de 1986. En la primera estrofa cantan: baby your mind is a radio, got a reciever inside my head. Realmente es Wild Wild Life, su pista más conocida.

Joy Division: Aunque muchos ya se lo saben, no está de más recordarlo para los despistados: era la zona donde enviaban a las prostitutas dentro de los terribles campos de concentración de la Alemania nazi.

Pearl Jam: Eddie Vedder dice que su abuela preparaba una jalea de peyote con propiedades anticonceptivas, mientras que la revista Rolling Stone señala que “pearl” siempre estuvo contemplado, pero se juntó con “jam” inspirados por una sesión de Neil Young.

Oasis: Cuando Noel Gallagher trabajaba como ayudante del grupo Inspiral Carpets visitó un parque de diversiones bajo el alias comercial Oasis. De esta manera se modificó el primer calificativo de los ingleses: Rain.

Marilyn Manson. Pervertida composición de belleza y maldad gracias al ingenio de Brian Warner. La fórmula es sencilla: tomas el nombre de una diva como Marilyn Monroe y lo completas con el apellido del temible asesino Charles Manson. ... y bueno, sobre el origen de los nombres de The Doors, Velvet Underground y Stone Roses –todos obtenidos de títulos de obras literarias– hablaremos en otra ocasión.

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