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NORMATIVIDAD AGROPECUARIA | AGROPECUARIA

AGUSTÍN CABRAL MARTELL.

LA PRODUCCIÓN ORGÁNICA DE HORTALIZA EN MÉXICO

Últimamente, la agricultura orgánica ha venido siendo una de las opciones más prometedoras para la producción agroalimentaria nacional, es sustentable y conlleva a que los productores agrarios reciban mejor ingreso y logren mejores condiciones de vida.

Este tipo de agricultura permite rescatar el conocimiento indígena y prácticas tradicionales. Es un sistema productivo que sustituye el uso de agroquímicos como herbicidas por el manejo manual de malezas o fertilizantes sintéticos por abonos orgánicos, por lo que requiere mayor cantidad de mano de obra. Esto crea una fuente de empleo para los trabajadores del campo (Ley Federal del Trabajo) que mejora las condiciones de la comunidad, favoreciendo también a los jornaleros y campesinos sin tierra.

La tendencia actual de los consumidores de hortalizas frescas en el mundo, especialmente en países desarrollados, es hacia un consumo de productos sanos e inocuos, cultivados con técnicas no convencionales y sin la presencia de residuos de productos de síntesis químicas que puedan dañar su salud, por lo que están dispuestos a pagar un sobreprecio por productos orgánicos, lo que representa una oportunidad de negocios en la producción y la comercialización de estos productos.

México puede aprovechar las ventanas de comercialización de las llamadas hortalizas de invierno hacia los mercados de Estados Unidos, pero con un enfoque de productos sanos obtenidos orgánicamente.

Por otra parte, los productos orgánicos conquistan cada vez más rápido las estructuras de mercado de alimentos a escala mundial. El mercado estadounidense registró el primer lugar en ventas de éstos con un valor de 11.75 mil millones de dólares en 2002. El mercado alemán ocupa el segundo lugar con 3.06 mil millones de dólares, y el mercado británico el tercer lugar con 1.5 mil millones de dólares.

Este dinámico y atractivo mercado está estimulando fuertemente la reconversión de la agricultura convencional a la orgánica.

En el mundo se registran más de 24 millones de hectáreas (ha) cultivadas orgánicamente y más de 10.7 millones de áreas de recolección silvestres.

Entre los países con mayor superficie orgánica cultivada está en primer lugar Australia, con 10 millones de hectáreas, seguido por Argentina, con casi tres millones, e Italia con 1.2 millones. Siguen en orden de importancia Estados Unidos, Brasil, Uruguay, Gran Bretaña, Alemania, España y Francia. México ocupa el lugar 18 en el mundo, con casi 216 mil hectáreas.

Los principales estados con producción orgánica son Chiapas, Oaxaca, Chihuahua, Sinaloa, Colima, Baja California Sur, Michoacán, Guerrero, Jalisco, Veracruz y Sonora.

Se estima que alrededor de 85 por ciento de la producción de orgánicos de México se orienta a la exportación. La producción de hortalizas (tomates, chiles, calabaza, pepino, cebolla) registra una superficie de 3,831 ha, distribuida principalmente en los estados de Sinaloa, Sonora, Baja California, Chiapas, Colima, Baja California Sur, Estado de México, Distrito Federal, Veracruz y Nuevo León.

En México, la agricultura orgánica está en franca expansión. La superficie pasó de 25 mil a más de 300 mil hectáreas en los últimos 10 años. Los productos orgánicos mexicanos gozan de excelente aceptación en los mercados internacionales.

La producción de jitomate, pepino y chile orgánico en territorio mexicano es una actividad incipiente; a la fecha se registran áreas cultivadas sólo en los estados de Baja California, Baja California Sur y Tamaulipas.

Para mejorar las condiciones del sector de hortalizas orgánicas en México, se requiere hacer una inversión fuerte tanto en la investigación y desarrollo, como del mejoramiento de la tecnología en riego, manejo de plagas y enfermedades, y manejo poscosecha, para lograr competir en el ámbito mundial con productos de calidad y a un precio más bajo que nuestros competidores.

La producción de hortalizas orgánicas representa una oportunidad de desarrollo tecnológico y comercial derivado de la situación de las preferencias de consumo hacia productos agrícolas más sanos, así como de las ventajas económicas y ambientales mencionadas anteriormente.

Es conveniente desarrollar convenios tecnológicos y comerciales con los centros de investigación nacionales y extranjeros en países líderes mundiales en la producción de hortalizas orgánicas. Asimismo, desarrollar políticas de gobierno para la promoción, difusión, ejecución y comercialización de proyectos con tecnologías alternativas en la producción de hortalizas.

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