En México existe un marco normativo que incluye todo lo relativo a los alimentos, así mismo se incluyen normas sobre sanidad vegetal y animal, sin dejar a un lado las Normas Oficiales Mexicanas que se refieren a reglas para la calidad de los alimentos y otras más para la exportación, sin embargo la realidad es que no se ha combatido acertadamente la regulación de precios ni en el mismo país ni en materia arancelaria, tan es así que el mundo está experimentando un aumento dramático del precio de los alimentos. Durante el primer trimestre de 2008, los precios nominales internacionales de los principales productos alimentarios alcanzaron los niveles máximos de casi los últimos 50 años, mientras que los precios en términos reales fueron los más altos en casi 30 años. Aunque la situación del mercado alimentario varía según el país y la evolución futura es aún bastante incierta, las mejores proyecciones obtenidas indican que probablemente los precios de los alimentos continuarán siendo elevados durante los próximos años, lo que se prevé que afectará a los mercados de la mayor parte de los países en desarrollo.
La subida de precios de los alimentos está provocando privaciones y sufrimientos. Para una gran parte de los 800 millones de personas que ya padecen hambre crónica, el encarecimiento de los alimentos puede resultar devastador. A ellos se han unido ya otros muchos millones de personas que ahora no pueden comprar la comida que sus familias necesitan para llevar una vida sana. No resulta sorprendente que esta situación esté provocando malestar social en todo el mundo en desarrollo.
La crisis también impulsa a los gobiernos de los países importadores y exportadores a adoptar respuestas normativas a corto plazo que pueden exacerbar la inestabilidad en los mercados mundiales. En un futuro inmediato, es probable que los hogares de las ciudades y las zonas rurales (incluidos los hogares rurales más pobres que son de forma predominante compradores netos de alimentos) que dedican una parte importante de sus ingresos a los alimentos, serán quienes más perjudicados resulten. En algunos países, es necesario adoptar medidas urgentes para conservar y, en ciertos casos, mejorar las redes de seguridad de emergencia.
Por otra parte, los precios elevados estipularían una respuesta por parte de la oferta por la cual se envían señales de mercado a los productores de alimentos que disponen de la capacidad necesaria para aumentar la producción y siempre y cuando lo permita la infraestructura del mercado y del transporte existente, suministrar los productos al mercado. Esto podría constituir una oportunidad importante para promocionar el desarrollo rural y agrícola en muchos países de ingresos bajos, a condición de que se establezca un contexto normativo favorable y se adopten medidas de apoyo con rapidez.
Los altos precios de los alimentos tienen un impacto particularmente negativo en los consumidores tanto de las zonas rurales como de las zonas urbanas de los países más pobres. Al mismo tiempo representan una oportunidad excepcional para los agricultores pobres y para el incremento de la productividad agrícola. En colaboración con la Unión Africana, la iniciativa para África en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), el Banco Mundial, el Programa Mundial de Alimentos y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la FAO está examinando medidas concretas para ayudar a esos países a hacer frente al aumento de los productos alimenticios. La así llamada Iniciativa sobre los altos precios de los alimentos se propone adoptar en los países más afectados algunas medidas inmediatas tales como:
* Ayudar a los agricultores a impulsar la producción a través de un acceso mejorado a insumos importantes como las semillas y los fertilizantes.
* Aliviar la situación de los grupos más vulnerables, es decir, los consumidores rurales y urbanos, a través de redes de seguridad, tales como comidas escolares y programas nutricionales.
Y además para nuestro país es necesaria la implementación de planes y programas efectivos y productivos en donde reine la buena administración de recursos, éstos oportunos y eficaces. Así como el logro de seguimientos a los programas que generen la estabilidad de precios, estudios de mercado nacional e internacional, y sobre todo la autosuficiencia alimentaria.
El desorden administrativo, la falta de aplicación de técnicas adecuadas y la corrupción, han provocado la falta de capacidad para todo lo dicho. Nuestro país es rico en ambiente propicio para la producción agroalimentaria, pero la riqueza se encuentra en unos cuantos y sin el ánimo de buscar culpables a los "servidores" públicos les falta una verdadera vocación de servicio al país.