ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C.
CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA
ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA.
DÉCIMA SEGUNDA PARTE.
Finalmente, pudimos cerrar el 2008, de acuerdo a las cuentas y a los balances que cada uno de nosotros pudo llevar a cabo, con seguramente muy variados resultados. Ahora nos preparamos para enfrentar el 2009, que al igual que año tras año, llega cargado de esperanzas, ilusiones, buenos propósitos, presagios, inquietudes, temores, cuentas con los sólitos pagos de cada año, sean legales o ilegales, además de aquellos que se han ido acumulando, y que hacen pesada la famosa cuesta. Después de toda clase de peripecias y experiencias estrambóticas, en las que Santa nos imitó y apareció también como modelo, al fin dejó La Laguna y desapareció tan rápido como había llegado, dejando un legado que como siempre nos hace pensar y se proyecta en diferentes tipos de cuestionamientos, los que a la larga podemos analizar y reflexionar, pero que igualmente pueden importarnos muy poco, de modo que sencillamente, terminan en el basurero. La vida es así, y nosotros vamos con ella.
Pero independientemente, de la Navidad, de Santa, de los cohetes y celebraciones de fin de año, y de todas estas interrupciones y paréntesis de la época, la realidad es que tenemos que seguir adelante con nuestras vidas, cerrar ese paréntesis y volver a la realidad de nuestra columna, sobre el tema que se estaba tratando en lo que se refiere al tan importante rol de los maestros y de las escuelas, así como de los médicos en la educación de todos nosotros, desde la niñez hasta la etapa adulta. Hasta ahora, se han mencionado dos problemas importantes característicos de estas etapas de la vida, y que a mi parecer, necesitan de un mayor enfoque y acercamiento por parte de los adultos, especialmente del personal en las escuelas. Los dos problemas mencionados tienen que ver con la orientación vocacional el primero, y la educación e información sexual en el segundo caso. Sin embargo, quedaba en el tintero un tercero más, no menos importante, y que tiene que ver con el uso de drogas que se puede dar desde edades más o menos tempranas, y que usualmente es más fácil de localizar en las instituciones educativas. A pesar de que se habla mucho de este problema, enfocado generalmente hacia el uso de aquellas drogas ilegales consideradas más fuertes y peligrosas como son la cocaína, heroína, marihuana, LSD, peyote y todos aquellos derivados sintéticos recientes que suelen producirse masivamente en el mercado, la realidad es que las drogas legales como son la nicotina y el alcohol pueden ser tan peligrosas y perjudiciales como las anteriores, pero tienen el justificante de ser más accesibles para todas las edades, precisamente por el hecho de ser legales y permitidas al formar parte de nuestros patrones socioculturales. Todos sabemos, y creo que es un conocimiento aún más amplio entre maestros y personal de instituciones de educación media principalmente, que los chicos y las chicas empiezan a fumar hacia finales de la primaria e inicios de la secundaria. Se trata por lo general de un fenómeno sociocultural, por medio del cual se busca la aceptación e integración a los grupos de pares, como parte de esa búsqueda de identidad y de un sentido de pertenencia y de ubicación entre los jóvenes. Es un fenómeno altamente relacionado con la masculinidad entre los chicos, pero también en cuanto a la liberación femenina entre las chicas, que en nuestra época se necesitan sentir como iguales a los hombres, o inclusive con mayores derechos que éstos. A tales edades, se piensa que el cigarrillo en la mano otorga ese status especial entre los adolescentes que es tan necesario e importante para compensar la inseguridad tan propia de la edad, reflejada en una autoestima que suele andar por los suelos.
La verdadera información sobre la adicción a la nicotina (mucha gente ni siquiera la considera como tal) y los efectos de la misma a mediano y a largo plazo tampoco ha sido bien ventilada o expuesta en forma suficientemente clara y detallada. A pesar del fiero combate que se ha establecido desde hace varios años entre la amplia publicidad que solía dársele en los medios de comunicación en contraposición con las en ocasiones tibias campañas de salud, los cigarrillos son fácilmente accesibles en una gran variedad de lugares comerciales, ya sea de uno por uno o en cajetillas y cartones, de acuerdo a la situación económica y edad de los compradores. Las películas, las telenovelas, las series televisivas, las revistas, etc., en una u otra forma siguen promocionando este hábito, como un modelo más o menos elegante, machista, femenino, de moda, de rebeldía, de ostentación, de status, ya sea cool, “looser” o “winner” y hasta “nerd” o “fresa”, o de pobre, de riquillo, o de cualquier otro de los múltiples estereotipos que forman parte de esa tan rica y variada nomenclatura social de los jóvenes de nuestros tiempos.
Es interesante definitivamente, que las campañas que se llevan a cabo contra las drogas en las instituciones educativas, están enfocadas principalmente al tipo de drogas más fuertes como se comentó en párrafos anteriores, lo cual es necesario y básico, ya que se debe proporcionar tal información a los jóvenes. Sin embargo, me parece que en muchos de los casos, la nicotina no está contemplada en estas campañas, porque en el fondo se trata de una droga legal, comercial y justificable, puesto que además representa un objeto de consumo importante entre los adultos, quienes naturalmente son los primeros en marcar un modelo semejante, pronto a ser imitado por los hijos, niños o adolescentes, cuando ello ha formado parte de la educación , al haber sido observado y asimilado en los hogares, en las escuelas mismas, en los sitios públicos y en la comunidad en general desde mucho tiempo atrás (Continuará).