EL ROL DE MÉDICOS Y MAESTROS EN LA SALUD MENTAL
Así pues, es en los consultorios de los pediatras, de los médicos generales o de los médicos familiares, en donde se detectarán por vez primera señales sutiles a la vez que importantes que hablan de algún trastorno psiquiátrico temprano, de ésos que pueden encontrarse en los niños o en las niñas gracias a los ojos agudos y minuciosos de estos profesionistas, así como de sus años de experiencia. Los tan frecuentes síntomas de la angustia de separación en las criaturas, que pueden llegar al extremo de una crisis de pánico, cuando les es tan amenazante separarse de sus padres o de sus seres queridos; al grado que en muchas ocasiones ni siquiera pueden asistir a la escuela, acudir a algún festejo o hasta inclusive lograr dormir al acostarse, ante ese terror tan sui géneris de quedar solos y ser abandonados por los adultos. Las fobias a muy diversos estímulos, como animales, insectos, la sangre, las alturas, los aviones, etc., son también padecimientos que pueden manifestarse desde muy temprano. Igual sucede con los típicos síntomas depresivos de tristeza, llanto, apatía, desilusión, desesperanza, pérdida del interés en las actividades que solían gustarles, pérdida del apetito, dificultades en el ritmo del sueño y en ocasiones hasta deseos de morir, e intentos de dañarse a sí mismo, son síntomas que generalmente consideramos exclusivos de los adultos, sin imaginarnos ni aceptar que los niños o las niñas también los puedan padecer con la misma frecuencia que sus mayores. La tan frecuente y bien distinguida hiperactividad, fácilmente diagnosticada en nuestros días casi por todas las personas, que va acompañada de dificultades para concentrarse y mantener la atención, con los sólitos problemas en el aprendizaje, así como los problemas de conducta en todos las áreas donde se mueven estas criaturas, empujadas por esa impulsividad sin reglas ni controles que suelen presentar. Los niños que padecen problemas en su lenguaje, en su aprendizaje, en el control de sus esfínteres, en sus estilos de alimentación; o aquéllos que desde muy pequeños empiezan a robar y a escoger ciertos caminos delictivos, en ocasiones bastante definidos y claros desde su inicio, pero que llegan a ser solapados por sus padres o sus familiares. Criaturas con síntomas y signos muy francos de retraso en su desarrollo intelectual o psicológico, así como quienes desde muy temprano llegan a presentar conductas bizarras, alucinaciones, ideas delirantes, señales todas ellas que apuntan en la dirección de un trastorno psicótico temprano.
Pero además de todas estas señales de trastornos psiquiátricos que desde el principio pueden ser tan notorias para el médico experimentado y con buenas bases en sus conocimientos en lo que se refiere al área de la salud mental infantil, también hay otro tipo de síntomas que aparecen en forma secundaria y que son reacciones emocionales que presenta el paciente a lo que son los diferentes tipos de las enfermedades médicas, especialmente cuando se trata de situaciones agudas y muy serias, o de padecimientos de duración prolongada. Lo mismo sucede en el caso de las intervenciones quirúrgicas, tanto cuando son de urgencia como las que han sido planeadas de antemano. Reacciones semejantes suelen presentarse en aquellos casos de traumatismos o accidentes severos. Es importante recordar que cualquier tipo de enfermedad médica, de lesión o de traumatismo es percibido por el ser humano como algo casi siempre desconocido y hasta cierto punto abstracto y ajeno a nosotros, que suele experimentarse entonces como un tipo de agresión, de invasión o inclusive de violación a nuestra integridad física, especialmente cuando ni siquiera sabemos las razones, ni estamos preparados para profundizar en sus raíces, o para comprender la totalidad de las implicaciones que pueden tener en nuestras vidas. Si ello es cierto para los adultos, con mayor razón lo será para los niños, con menor madurez y fuerza en sus defensas psicológicas. De modo que si logramos entenderlo en esa forma, podremos aceptar y empatizar entonces con los diferentes tipos de reacciones emocionales que resultan en los pequeños ante estas experiencias, que en el fondo les provocan un alto nivel de estrés con dosis muy variables de ansiedad, pero igualmente con síntomas depresivos importantes (Continuará).
Asociación de Psiquiatría y Salud Mental de La Laguna A.C. (PSILAC)