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NUESTRA SALUD MENTAL

DR. VÍCTOR ALBORES GARCÍA

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C.

(PSILAC),

CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA

ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA.

ROLES DE MÉDICOS Y MAESTROS EN LA SALUD MENTAL.

Es importante entonces que podamos reconocer esas carencias y necesidades que todavía padecemos en el sector médico y en el sector educativo, pero que además tratemos de hacer algo al respecto para satisfacerlas.

Es importante cómo se ha visto, el gran esfuerzo que realizan los médicos y los maestros en sus respectivas áreas de trabajo, pero es necesario además que se les capacite y actualice todavía mejor en lo que respecta al área de la salud mental, e inclusive que se les apoye con otros profesionistas como se decía la semana pasada, como es el caso de los psicólogos, especialmente cuando contamos con un gran número de ellos, dispuestos a trabajar y a llenar esos huecos.

Aunque parezca ilógico, increíble y hasta surrealista, la realidad es que ambas situaciones funcionan separadamente sin integrarse una con la otra, es decir por un lado las evidentes necesidades de profesionales que colaboren y apoyen a los médicos en su trabajo en el área de la salud mental comunitaria e institucional, o a los maestros en las instituciones educativas, en esos mismos renglones: y por el otro lado, el gran número disponible de egresados de las escuelas de Psicología.

Tal vez para lograrlo, necesitemos inventar algún tipo de epidemia amenazante todavía mayor y más ruidosa que las que enfrentamos actualmente, pero que se trate de una pandemia relacionada con los problemas psicológicos y los trastornos psiquiátricos (a pesar de que sin hacerles mucha publicidad, los trastornos depresivos y los suicidios secundarios a ellos, existen como uno de los padecimientos cada vez más frecuentes en nuestro país) a la que podamos exhibir en el mundo con toda la publicidad y mercadotecnia necesarias para ser escuchados en todos los rincones.

Una pandemia que igualmente nos permita destinar esas cantidades estratosféricas de recursos humanos y económicos que se gastan en el momento actual para comprar el tipo de "vacunas" adecuadas en forma de un mayor número de médicos, maestros y psicólogos, de profesionistas especializados locales y producidos en el país, que no necesariamente resultarían tan caros, ni tendrían que ser fabricados e importados desde las compañías transnacionales específicas, pero que definitivamente jugarían un rol mucho muy eficiente en la lucha, la prevención y el enfrentamiento de tales problemas.

En tantas ocasiones en el presente, nos encontramos en los consultorios de psicólogos y psiquiatras infantiles, niños y niñas o adolescentes que acuden con determinados síntomas o problemas emocionales, existentes desde tiempo atrás, a los que desgraciadamente no se les había prestado atención, no habían sido detectados como síntomas de un padecimiento, o simplemente se les había dejado pasar al considerarlos como rasgos normales pasajeros, que desaparecerían con la edad y el desarrollo.

Y sin embargo, al igual que sucede con cualquier tipo de padecimiento físico o emocional, lejos de desaparecer y desvanecerse, en muchos casos los síntomas tienden a intensificarse y a convertirse en problemas mayores, no sólo para el paciente en sí, sino para los padres y el resto de la familia. Igualmente sucede en el caso de los adultos que acuden a la consulta psicológica y psiquiátrica, que comparten con nosotros durante sus evaluaciones clínicas síntomas y problemas emocionales que han existido desde muy temprano, a veces en forma continua o en otras ocasiones en forma interrumpida y por ciclos.

Se trata de situaciones semejantes a las mencionadas en el caso de los niños y adolescentes, en individuos que no se les prestó la atención suficiente en los momentos en que lo habían requerido, y por lo mismo permanecieron sin una solución o algún tipo de ayuda o de intervención terapéutica adecuada.

El próximo día 9 de octubre se celebrará una vez más, el Día de la Salud Mental, como un recordatorio para todos nosotros, tanto para quienes trabajamos en dicha área, como para los que no lo hacen, de la existencia real de estos padecimientos, de las terribles consecuencias que pueden acarrear para quienes los sufren, especialmente cuando no se han llevado a cabo programas adecuados de detección tempranas, en esas instituciones de salud y educativas a las que me he referido a lo largo de esta columna durante todo el año.

Al celebrar este día de la Salud Mental, ello significa también que debemos reconocer y celebrar la labor de los médicos generales, familiares, pediatras y especialistas que tanto en sus consultorios privados como públicos de las instituciones de salud hacen su mejor esfuerzo para manejar tales aspectos de prevención.

Igualmente, es una forma de reconocer la gran labor que desempeñan los maestros en las instituciones educativos, al llevar a cabo procedimientos semejantes. Idealmente, en equipo, los psicólogos y los psiquiatras capacitados precisamente para enfrentar esa lucha cada día más ardua y complicada en un ambiente tan estresante como el que vivimos en la actualidad, deberíamos unirnos todos como un solo conglomerado por el bien de nuestra Salud Mental.

(Final)

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