ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC) CAPÍTULO ESTATAL DE COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA SAN JUDAS TADEO Y LAS CAUSAS PERDIDAS NUESTRA SALUD MENTAL
Las llamas fulgurantes bailotean sobre las veladoras y sus destellos se repiten en las paredes, a la vez que iluminan discretamente los rasgos benévolos de la cara de un San Judas sonriente que parece escuchar pacientemente las súplicas a su alrededor, de todos aquellos que lo buscan constantemente todo el año, pero con mayor puntualidad los días 28 de cada mes, y aún con mayor exactitud el día 28 de octubre, fecha en la que se celebra su martirio y su muerte hace tantos siglos. Los grupos de danzantes proclaman la celebración en diferentes partes de la comarca lo mismo en altares privados que en otros más públicos, en los que se acumulan las veladoras rodeadas del aroma de las flores que se le ofrecen igualmente. Largas filas de fieles se concentran en estos sitios en espera de las reliquias a la vez que en voz alta o en silencio ofrecen sus ruegos, oraciones y peticiones con todo el fervor de que son capaces.
San Judas Tadeo, uno de los doce apóstoles, primo y compañero de Jesucristo se ha convertido a lo largo de la historia y como parte de las tradiciones religiosa, en el santo y campeón de los casos difíciles y desesperados, de las causas perdidas, especialmente en nuestro país, donde sus adeptos lo invocan, lo veneran y lo celebran por todos los rincones de México, sin diferencia de edades o de clases sociales. Así las plegarias se elevan desde lo más básico de las carencias y necesidades de la gente, en busca de la recuperación de toda clase de objetos perdidos o robados, pero igualmente de personas extraviadas, secuestradas o desaparecidas, especialmente en la época que vivimos, que se caracteriza por esos momentos de desánimo, frustración, impotencia y desesperación, que pone a prueba la capacidad de esperanza de cada uno de los miembros de las familias implicadas hasta llegar al último límite, pero que mantiene en el fondo ese pequeño rayo de fe dirigido hacia el santo. Las peticiones también tienen que ver con la pérdida de los empleos, en un período caracterizado por el desempleo y la incertidumbre en el área laboral, en que las personas le piden a San Judas por un nuevo puesto que les brinde otras oportunidades. Naturalmente que la salud se convierte en un tema popular y repetitivo, en el que se busca la curación de toda esa enorme variedad de padecimientos lo mismo agudos, crónicos o terminales, físicos o mentales que aquejan al ser humano, y que éste por lo mismo, recurre al santo para obtener el milagro y la recuperación de la salud perdida. A San Juditas como también se le llama cariñosamente, se le pide asimismo en estos últimos años que abogue por una sociedad más justa y equilibrada en nuestro país, por la terminación de esas olas de violencia que nos azotan, por la resolución de tantas crisis económicas que se repiten interminablemente una tras otra hasta prolongarse en una sola, y hasta para la iluminación de las mentes y las manos de nuestros gobernantes a los tres niveles, así como de diputados y senadores, y demás miembros de la burocracia, para que aprendan a pensar más clara y honestamente, sin requerir de tantas prebendas y beneficios que resultan ofensivos y discriminatorios para el resto de los mexicanos que logramos trabajar satisfactoriamente.
Visto desde esta perspectiva, no cabe duda que San Judas Tadeo ocupa un lugar muy importante en la dinámica tradicional y religiosa de nuestro país, al igual de lo que sucede en otras naciones. Su rol como campeón de los casos difíciles y desesperados, así como de las causas perdidas, adquiere una enorme importancia en nuestra época, en la que precisamente se requiere de imágenes como ésta que sirvan como apoyo y refugio para mantener el respeto, la confianza, la fe, la seguridad, la esperanza, la certidumbre, la tranquilidad y tantos otros valores que necesitamos los seres humanos y que se han perdido en estos últimos años ante una terrible crisis de credibilidad en lo que somos y lo que hacemos como sociedad, sin saber hasta que punto nos hemos convertido en una causa perdida, y por lo mismo intentamos recurrir a San Judas Tadeo.