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Nunca besada

EL COMENTARIO DE HOY

FRANCISCO AMPARÁN

Los medios masivos de comunicación, en especial los electrónicos, tienen la característica (risueña o nefasta, usted elija) de convertir instantáneamente en famosas a personas que un minuto antes de aparecer en la prensa, el radio o la televisión, eran absolutamente desconocidas hasta para sus vecinos.

En algunos casos, la fama es involuntaria, indeseada e inmerecida. Hay quienes resultan héroes de la vida real por un acto realizado sin pensar, y luego tienen que pasar el resto de su existencia con esa etiquetota

Pero también hay quienes buscan afanosamente la fama, y para ello los medios disponen de espacios que satisfacen esos anhelos y les dan rating. Los famosos "reality shows" y programas de concurso cumplen ambos propósitos

Sin embargo, allá cada venida de obispo ocurre que lo planeado como recurso mercadotécnico e instrumento para recoger dinero con pala se convierte en un mensaje humano. O que, por lo menos, le llega a quienes retienen un mínimo de humanidad. Ello ocurrió la semana pasada durante un programa inglés de televisión que tiene el ambicioso título de "Gran Bretaña tiene talento".

Sí, lo adivinaron. Es uno de esos programas de aficionados, en el que amas de casas, plomeros y choferes de taxi muestran que tienen otras dotes más allá de las cazuelas, la llave Steelson y cómo tapizar con peluche el tablero del carro. Además, el ganador se gana jugosos contratos para grabar discos, cantarle a la Reina, hacer apariciones en otros programas y perder su vida privada a manos de los paparazzis, que en el Reino Unido son cosa seria.

El caso es que hace unos días en el programa de marras se apareció una señorita de 47 años, con evidentes problemas de sobrepeso y una cara de buenaza que no podía con ella, llamada Susan Boyle. Ante el jurado ésta expresó que iba a cantar como una conocida profesional (lo que suscitó no pocas risas del auditorio). Pero enseguida declaró que nunca ha recibido un beso en su vida, lo que no la había privado de disfrutarla y tener sentimientos. Y luego procedió a cantar como los mismísimos ángeles una canción del musical de Broadway "Los Miserables". De acuerdo, eso ya fue exagerar. El caso es que aquello fue una apoteosis de la lágrima y el moco.

Susan Boyle se convirtió en celebridad mundial de la noche a la mañana. El video de su interpretación ya ha sido visto por Internet más de diez millones de veces. Y esta mujer desempleada ha recibido numerosas manifestaciones de afecto y ofertas de trabajo.

Pero quizá algo más importante: numerosos voluntarios se han ofrecido para besarla. La chica que nunca había recibido esa elemental muestra de cariño, ahora es el objeto del deseo (o bueno, del besuqueo) de galanes que consideran que la vida ha sido injusta con ella, y han decidido desfacer ese entuerto.

Sí, a veces hasta lo perverso tiene su lado amable.

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