Lamentable. Muchos niños se refugian en la comida cuando se encuentran en un ambiente familiar hostil.
No es cierto que existe el gordito feliz. "El niño que llega gordo a la adolescencia es una persona que llega a esta etapa con muchos problemas mentales y la obesidad en la adolescencia es igual a trastornos mentales", sostuvo Martha Palencia Núñez, directora del Instituto de Salud Mental del Estado de Durango (ISMED).
Lo que ahora pasa es que la alimentación de los niños en general es muy mala, consideró la psiquiatra de profesión, mientras comentó: "yo aplaudo lo que está haciendo la Secretaría de Educación en el aspecto de enseñarles nutrición y lo que deben comer los niños, cómo deben combinar sus alimentos y qué tipo de productos no deben faltar".
AJENOS A LA REALIDAD
A lo mejor en la infancia, en la etapa de inocencia, donde la familia demuestra amor a los niños sin importar su físico, esta célula social brinda esa contensión al niño para seguir engordando.
Pero los responsables de que haya niños obesos y regularmente jóvenes "gorditos" son los padres de familia, ya que en la infancia son ellos los principales responsables de brindar alimentos nutritivos, pero lamentablemente estas buenas costumbres no se practican, consideró la Directora del ISMED.
Cuestionada sobre si los hombres o las mujeres son más susceptibles a la obesidad y a las consecuencias mentales por esta situación física, Palencia Núñez argumentó que ambos por igual.
"Es el mismo parámetro. Antes se veía más en las mujeres porque éstas eran pretendidas, escogidas para bailar, la mujer era pasiva, pero ahora las cosas han cambiado", explicó brevemente.
CONSECUENCIAS
Baja autoestima y por consecuencia miedo, temores, rechazo, ansiedad, depresión, falta de aceptación social y propia, son sólo algunas de las situaciones que enfrentan las personas obesas.
La obesidad inicia en la infancia y en ese sentido Martha Palencia recordó que incluso la Secretaría de Salud lanzó una campaña para concientizar a los padres de familia de que un bebé gordito no es sinónimo de un niño sano.
La gente ahora ya reconoce que los niños tienen su talla y peso ideal.
QUERER, SABER Y PODER
"En el entorno familiar la falta de tiempo, de dinero y de conocimiento, hace que no nos cuidemos y que mucho menos cuidemos de nuestros hijos, porque entonces tendríamos que partir de querer cuidarnos para que al momento de que nazcan los niños también ellos quisieran hacerlo, aunque otra situación es saber cómo cuidarnos", enfatizó la entrevistada.
"La obesidad tendríamos que verla como un trastorno de la alimentación y que tiene una base cultural en nuestro país", precisó Martha Palencia.
MARTHA PALENCIA
Directora del ISMED