Oficiales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), acudieron a la residencia del empresario Jesús Berlanga, para disculparse por el incidente de la tarde del martes, donde un grupo de aproximadamente 70 elementos del Ejército Mexicano, irrumpió en su casa “siguiendo una pista de secuestradores”.
El empresario dijo que del 33 Batallón de Infantería de la XI Región Militar, con sede en el campo militar La Joya, se presentaron en su casa para aclarar los hechos, indicando que estaban dispuestos a reparar y pagar los daños ocasionados a tres puertas de la casa ubicada en el fraccionamiento San Ángel, pero el afectado dijo que no era necesario.
Los efectivos militares reiteraron la disculpa al empresario y le manifestaron que del regimiento local ningún grupo de soldados realizó un cateo o intervención de una vivienda la tarde del martes, comprometiéndose a investigar si se trataba de algún regimiento vecino o de un grupo especial de inteligencia que se encuentre en La Laguna.
Para Jesús Berlanga fue satisfactorio el gesto de los elementos de la Sedena y le dio cierta tranquilidad. Sin embargo el empresario tiene a salvo sus derechos por si decide interponer una denuncia penal o una queja en la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila (CDHEC) o en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Como se dio a conocer en su momento, a la casa del empresario irrumpieron los soldados fuertemente armados sometiendo a los hijos de Berlanga, una joven de 22 años y dos niños de 3 y 4 años, así como a varias personas que trabajan en la casa. La acción duró cerca de un cuarto de hora.
El miedo de apoderó de los moradores de la casa mientras los soldados revisaban las habitaciones. Mientras esto ocurría dentro de la vivienda, a las afueras los militares impedían la entrada al fraccionamiento a Jesús Berlanga, quien les decía que la residencia era de su propiedad y en su interior estaban sus hijos, hasta que de plano el señor tuvo que caminar con las manos en alto mientras le apuntaban para poder llegar a su casa.
Para dejar constancia de los hechos de los que fue afectado, el empresario pidió la presencia del notario público número 36, José Flores, quien levantó un acta sobre los daños que se hicieron en su casa. La fallida acción generó muchos comentarios negativos en los círculos empresariales y en diferentes sectores de la sociedad.
