Orgullosamente muy mexicana

MÉXICO, D.F.- Pita Amor se aparecía a veces por los teatros en donde Patricia Reyes Spíndola actuaba. Durante las primeras escenas juzgaba la calidad de la obra y entonces comenzaba a gritarle desde la butaca: "¡Patricia, baja de ese escenario inmediatamente! Esta obra es para tarados, no te merece. ¡Bájate, Patricia, o yo voy a subir al escenario para bajarte!".

Además de este recuerdo, Reyes Spíndola conserva de la poeta un póster gigante a la entrada de Stanistablas, el foro teatral que dirige en la colonia Juárez, muy cerca de la Plaza Washington, al que de vez en cuando mira con profunda nostalgia mientras suspira: "Pita, mi amor".

Su amistad con la escritora es apenas una anécdota que ilustra el carácter de Spíndola, mujer que no sólo ha estado muy cerca del ambiente creativo, sino también del poder: una vez se le plantó a Emilio Azcárraga Milmo y le pidió prestado dinero para montar un teatro.

La actriz que dice no haber elegido su profesión, sino más bien seguirla como "una necesidad vital", contó en entrevista: "Azcárraga me preguntó si tenía casa propia y le contesté que no. Entonces me dijo: "No sea usted pen..., mejor le presto para su casa".

Pero ella prefirió el teatro. Fundó así Stanistablas, teatro y escuela de actuación que debe su nombre a una conjunción de Stanislavski con las tablas que todo actor debe adquirir en una escuela.

La entrada es por una cafetería siempre atendida por jóvenes. "Todos ellos son estudiantes de la propia escuela. En Nueva York, todos los que llegan con el sueño de convertirse en actores, trabajan en cafeterías en los alrededores del teatro. Ese es el espíritu con que muchos de ellos llegan a Stanistablas y se convencen de que también es bueno trabajar en la cafetería", dice Patricia.

De hecho, es muy fácil entrar a esta escuela, pero igual de fácil es salir expulsado: "Para entrar en la escuela no te pido nada, es muy fácil ingresar, pero igual de fácil es salir: a la tercera falta te corro, si no terminas un taller te doy de baja. Hay un reglamento que se debe cumplir".

Por lo general, a Reyes Spíndola se la asocia con el cine de Arturo Ripstein o de Felipe Cazals, pero también ha hecho cine del llamado circuito comercial. Hasta su perra (que se llama Adela del Río) tiene su carrera artística en la que puede presumir una película con Jaime Humberto Hermosillo y dos telenovelas en Televisa.

La actriz señala: "A mí me gusta hacer películas de corte social porque, aunque suena pesado decirlo, esas historias te inmortalizan más que si sólo haces películas comerciales, aunque también las he hecho y sin ninguna culpa".

 HABLA HASTA DE POLÍTICA En 2006, en plena efervescencia electoral por las elecciones en que la sociedad se debatía entre el perredista Andrés Manuel López Obrador y el panista Felipe Calderón, Reyes Spíndola dijo: "Tengo 52 años. He oído del nuevo cine mexicano, del Gobierno del cambio y de muchas otras cosas. Creo que cada cierto tiempo viene un movimiento que provoca ciertas transformaciones. Todos pensamos que con Fox se iba a dar ese cambio, pero no, no se dio. Ahora esperamos que con López Obrador sí se dé el cambio".

A lo largo de su filmografía abundan personajes en que su físico juega un papel importante: "Ha sido una suerte. Lo que sucedió es que tengo la cara para poderlo hacer, es decir: soy orgullosamente mexicana y se me nota. No trato de quitarme el color del pelo ni quise operarme la nariz para hacerla angostita. Soy orgullosamente mexicana y por eso he podido hacer ese reflejo de los mexicanos. Si yo me hubiera operado la nariz y trajera el pelo lleno de rayos, no hubiera hecho esas películas".

"No he decidido las películas que voy a hacer, pero me estoy preparando para seguir haciendo esas películas. ¿Cómo? Por ejemplo, yo he decidido no operarme la cara. Lo más fácil es darte un jalón y quedas guapísima. Quise no darme ese jalón porque quiero seguir haciendo esas películas, quiero que me hagan un close up y que se me vea cara de persona, así que decidí no meterme cuchillo".

Así que en el caso de Reyes Spíndola se puede hablar de honestidad, como honesto suena el discurso de bienvenida a los que visiten su página web: "La gente imagina que la vida de las actrices es sólo brillo, fama, glamour, pero esto tiene mucho de ficción, la realidad es que se lleva una disciplina casi militar. Un actor sin disciplina es un actor sin talento dice Felipe Cazals, director de Los motivos de Luz, esta cinta fue mi primera oportunidad estelar, la que me permitió tener un lugar y crecer dentro del cine mexicano", finalizó la actriz.

 EL UNIVERSAL